Venezuela ante la ofensiva Imperial

Stella Calloni
14 de febrero, 2014

La ofensiva de Estados Unidos contra Venezuela, moviliza no sólo a sus obedientes socios internos, sino a las derechas que están bajo su manejo y financiamiento en todo el continente, en una actividad que además presagia el regreso del Gran Garrote a nuestra región. La nueva política del gobierno de Barack Obama, lleva a esta dinámica de acción “vigorosa” como ha solicitado el secretario de Estado John Kerry ante el Congreso de Estados Unidos para lo que considera “el patio trasero” de Washington, es decir América Latina.

Como bien lo ha advertido el político venezolano José Vicente Rangel en referencia la “nueva política Obama” con renovados escenarios geopolíticos y trazados geoestratégicos, tienen una indudable similitud con aquellos que significaron el armado “regional de la guerra fría”, que nos arrebató a los latinoamericanos casi dos siglos de vida independiente.

Nadie puede desconocer que más allá de todos los recursos y reservas en Nuestra América, Obama “ha decidido trasladar los reales intereses estadounidenses, es decir, del Poder estadounidense, desde la Comunidad Europea a toda la Región del Asia y el Pacífico”.

Y esto incluye a todas las naciones de nuestra región que tengan costas sobre el Océano Pacífico, lo que añade un peligro mayor para los habitantes de esos países y para su futuro. Para expresarlo en una sola idea; Estados Unidos considera necesario constituir un “…arco que se extienda desde el Occidente del Pacífico, Asia Oriental, la región del Océano Indico y el sur de Asia como se ha señalado en la propuesta de ideólogos estadounidenses: “…nuestras relaciones con [nuestros] aliados y socios específicos son [altamente] importantes para la futura estabilidad y crecimiento [económico] de la región [de Asia y el Pacífico]…cooperaremos abiertamente en mantener nuestras obligaciones contenidas en los tratados [firmados] y [en el marco] del derecho internacional…apoyaremos el despegue pacífico de nuevos poderes, [impulsaremos] el dinamismo económico, y la cooperación constructiva [en el campo] de la defensa [de la Región de Asia y el Pacífico]…”].

Hay algo más a tener en cuenta como señalan los analistas. Para poder ejecutar estos planes, Estados Unidos necesita, obligatoriamente, “tener las seguridades de energía no solo nuclear para mover algunos barcos de guerra sino suplir las necesidades de crudo/petróleo y derivados para poder mantener a las fábricas”. Esto pone a Venezuela bajo el manto de un peligro mayor. En estos momentos a tres meses de la muerte del ex presidente Hugo Chávez Frías, esta verdadera tragedia para el pueblo venezolano que acompañó a su líder masivamente, es utilizada por la oposición bajo mandato estadounidense, para llevar adelante una ofensiva, que tiene antecedentes.

Detrás está el golpe de Estado fracasado de abril de 2002,los paros patronales y petroleros, ambos golpistas y otra serie de acciones tendientes al mismo fin, que se dieron a lo largo de los años en que gobernó Chávez , quien se impuso en elecciones democráticas y populares una y otra vez contra lo que Washington no pudo hacer nada, a pesar de millonarias inversiones de dólares para derrocarlo o desestabilizar la revolución bolivariana.

Deslegitimar al gobierno de Nicolás Maduro y llevar al golpe de estado o crear un escenario de “alzamientos” en zonas fronterizas como en Libia y Siria es la estrategia en marcha, para lo cuál han revitalizado los contactos con todas las derechas regionales, puestas a trabajar y financiadas por las redes de inteligencia de Estados Unidos con el objetivo de desestabilizar no sólo a Venezuela o Cuba sino a todos los gobiernos, que protagonizan una histórica avanzada de integración emancipatoria en el continente con varios caballos de Troya en su interior.

Lo actuado no sólo en Venezuela en estos últimos tiempos sino contra los gobiernos insumisos de la región lleva a revivir el clima que precedió al criminal golpe fascista que derrocó al Presidente de Chile Salvador Allende en septiembre de 1973 o una invasión extranjera estilo “guerra colonial” que se está aplicando.

Ambos mandatarios llegaron al gobierno por voluntad popular y sus pasos como una vía al socialismo, en el caso de Chávez, enarbolando el “bolivarismo” como un pensamiento contrahegemónico, que precisamente estaba basado en la respuesta que Simón Bolívar había dado en el siglo XIX, en los comienzos de la expansión de un imperio que avanzaría sin pausa para apropiarse de las recién ganadas independencias latinoamericanas. Y partiendo desde allí hacia el llamado “socialismo del Siglo XXI, que tanto preocupa a Washington.

La necesidad de la unidad regional surge también como una prioridad en ese pensamiento contrahegemónico. Como ahora, eran la respuesta a la Doctrina Monroe, al Destino Manifiesto, básicas doctrinas imperiales, rescatadas en estos días en los nuevos documentos de política exterior de Estados Unidos, en todos los casos amenazantes para nuestro futuro.

Es evidente que cada uno de los fenómenos políticos y sociales en la región tienen tantas similitudes con ese pasado, que se aplica la Guerra de Baja Intensidad (GBI), reciclada en los años 90, a lo que algunos analistas llaman ahora de cuarta y o quinta generación que utiliza los mismos elementos del pasado. Por supuesto que reforzadas con las nuevas tecnología, todo se maneja en otros niveles, pero la metodología es similar.

El retorno del fascismo con elementos de mayor violencia e irracionalidad, a lo que se añade la agresividad hitleriana que significa la decisión imperial de controlar el mundo y todos sus recursos-lo cual es evidente en el retorno de guerras coloniales, con un poder destructivo inimaginable en otros tiempos – hace más difícil la situación.

Hay otra similitud entre Allende y Chávez que es la masiva presencia popular, tanto en lo que fue el gobierno de Chile (1970-1973), como lo que sucedió en abril del 2002 y sigue sucediendo en Venezuela. Y también se ve la acción desplegada por ambos gobiernos en lo social y político que por supuesto con el largo período en que Chávez gobernó pudo lograr enormes avances profundos en Venezuela, pero también en América Latina, como motor y fuerza de la integración pensada hacia una segunda y definitiva independencia. La recuperación de la dignidad de los pueblos sumergidos en un olvido de siglos fue en ambos casos una decisión de sus gobiernos.

Lo que difiere en este caso es que la unidad latinoamericana que Chávez encauzó como nadie, fue secundada rápidamente por la llegada de nuevos gobiernos a la región: Néstor Kirchner en Argentina, Luis Inacio “Lula” Da Silva en Brasil, Tabaré Vázquez en Uruguay, Evo Morales en Bolivia, luego Fernando Lugo en Paraguay, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua, el paso también importante de Manuel Zelaya en Honduras, Michelle Bachelet en Chile, todo lo cual influyó por una parte en consolidar la unidad, pese a las diferencias y diversidades y también impedir los golpes de Estado.

En los casos de Honduras y Paraguay, si uno estudia lo sucedido en ambos países durante y después del golpe, fue evidente que la presencia de UNASUR, MERCOSUR, ALBA y CELAC, disminuyeron al menos la violenta represión que se preparó contra los pueblos. Han tenido que auto contenerse, aunque por supuesto no del todo.

La fortaleza de Chávez se expresó en su momento con la salida del pueblo multitudinariamente a las calles de Caracas durante el golpe (2002) y la presencia de un fuerte sector de las Fuerzas Armadas venezolanas, que por primera vez producen la derrota de un golpe financiado y alentado por Estados Unidos, en 48 horas.

La recuperación de los recursos naturales más importantes, en el caso de Venezuela, el petróleo y el gas y en el de Chile, el cobre, y las medidas que se tomaron en ambos países destinadas al pueblo, que emergía desde el aislamiento y la exclusión, decidieron a Washington a dar sus zarpazos.

Una de las òrdenes claves del gobierno de Richard Nixon para derrocar a Allende fue “hay que hacer gritar la economía”, entre otras, como que si no era posible convencer a los militares, se ordenada al embajador de EE.UU en Santiago “corrómpalos”.

“Contra ambos procesos se emplearon y aplican los procedimientos diseñados por expertos de la comunicación y la manipulación de la conciencia colectiva, la guerra psicológica que conduzca a la alienación” señala un análisis. “La máxima del ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, ‘mentir, mentir, que algo siempre queda’ se aplicó en Chile desde antes que triunfara Allende y durante los mil días de su Gobierno. En Venezuela se demonizó la figura y gestión del presidente Chávez con métodos más modernos y sofisticados y hoy los embates mediáticos en contra del presidente Maduro van en la línea de deslegitimarlo, fue y es la misma matriz, crear la sensación de desgobierno, desacreditar a sus personeros”.

Por supuesto día a día se difunde la idea en Venezuela, y en el marco de la gira que el derrotado candidato de Estados Unidos, de Israel y de la derecha local Henrique Capriles, de que ese país está bajo una dictadura “y los poderes del estado están siendo avasallados e inescrupulosamente” lo que los procesos electorales y los informes de organismos internacionales han desmentido vigorosamente.

Bajo el amparo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), los medios chilenos poderosos como El Mercurio prepararon el golpe metódicamente. En Venezuela hoy se argumenta como se hizo durante toda la administración de Chávez y con la asesoría de la misma SIP la falta de libertad de prensa (sic), siendo que la oposición maneja el 85 por ciento de los medios masivos de comunicación, que a lo largo de todo el gobierno de Chávez y en lo que va de la administración del presidente Maduro mantienen una de las ofensivas mediáticas más temibles de las que se conozca en el mundo, en una estrategia del terrorismo mediático fascistizante.

En el caso chileno la Comisión presidida por el legislador Frank Church del senado de Estados Unidos, en 1975 demostró el financiamiento y la intervención de la CIA para llevar adelante el golpe fascista que derrocó a Allende, con denuncias precisas sobre el soborno a ejecutivos y periodistas de El Mercurio, “la fundación de diarios sediciosos como Tribuna y Sepa, la infiltración al medio periodístico, la edición de informativos radiales tendenciosos, etc. Esta maquinaria propagandística predecía el colapso económico, el temor a lo que viene, magnificando el desabastecimiento, especulando sobre la intromisión cubana etc.” El mismo informe del senado norteamericano señala las cuantiosas cifras en dólares que se distribuyeron en esos tiempos.

“En Venezuela se opta por el financiamiento de las ONG conspirativas y la remesa desde 2002 al 2012 de más de 200 millones de dólares para el financiamiento de campañas desinformativas incrementadas en torno a 40 millones de dólares en cada proceso electoral, logran que la línea editorial de los medios oligárquicos no da tregua con sus ataques que rayan en la procacidad incitando impúdicamente a la sedición” señala un informe comparativo de ambas situaciones.

Se invita públicamente a “pronunciamientos militares”, como lo hizo El Nacional en su artículo “Se anuncia tempestad”-, lo que inmediatamente es levantado por CNN, ABC, El País de Madrid y toda la red de medios que en un 90 por ciento maneja el poder hegemónico. Y esto sucede bajo el control de los empresarios y dueños de medios que conforman la verdadera patronal que es la SIP.

En la actual coyuntura venezolana un elemento muy explotado por los medios del imperio ha sido y es el desabastecimiento, que ellos mismos han impuesto desde hace tiempo, como veremos en los planes que se ejecutan desde los años 2004 en Venezuela.

Todos los planes trazados se reavivaron desde que se conoció la enfermedad del fallecido presidente Hugo Chávez Frías en 2011 y a fines de septiembre de 2012 planes conspirativos de la Central de Inteligencia de Estados Unidos para impedir el triunfo de Chávez en las elecciones de ese año, incluían a otras agencias extranjeras, a grupos terroristas internos y fuerzas especiales y paramilitares colombianos, venezolanos en el exilio en varios países y en Miami (Analisis Jean Claude Duvergel; “los Pueblos” informe 2013).

Se sostiene en este análisis que “La oposición venezolana está dirigida desde los Estados Unidos que desde antes de que Chávez llegara a la presidencia ya conspiraba abiertamente en contra de su proyecto y liderazgo. Por esa razón las elecciones del 7 de octubre de 2012 estuvieron bajo una ofensiva de gran escala con la intervención abierta de funcionarios de inteligencias de Washington, que financian, asesoran y dirigen de manera directa a las distintas organizaciones que participan en la contienda política agrupadas en la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

ANTECEDENTES

Hasta el 7 de octubre de 2012 estuvo en Venezuela el Coronel (de inteligencia) Richard Nazario, el mismo que era agregado militar de la embajada estadounidense en Caracas cuando el golpe de Estado de abril de 2002, involucrándose directamente en esas acciones.

Se conoció que desde entonces la embajada de los Estados Unidos en Caracas, comenzó a realizar compras de grandes cantidades de artículos como alimentos enlatados, agua, toallas, colchones, pasta dental, entre otros, tal y como se hizo en Chile antes del golpe contra Allende. También como denuncia Duvergel la embajada contrató vehículos blindados para apoyar el movimiento de sus funcionarios en los estados Lara, Nueva Esparta, Carabobo, Aragua, Zulia, Bolívar, Mérida y Táchira, regiones que visitarán durante las elecciones del 7 de octubre. Incluso el analista cita a Venevisión que recientemente relacionó esta actividad de los funcionarios estadounidenses con una compra que curiosamente realizó Globovisión de “chalecos antibalas y máscaras antigás, preparándose para los planes violentos de la oposición ante el seguro triunfo de Chávez”.

Asimismo se creó un centro de monitoreo para las elecciones del 7 de octubre en la casa del funcionario James Derham, “y para atender ese centro” llegó al país el especialista en información tecnológica David Mueller, quien había estado en la embajada en Caracas durante el año 2010.

Los datos aportados por los investigadores sobre las actividades de los funcionarios estadounidenses, muy reactivados desde que se conoció la enfermedad de Chávez en 2011 demuestran que: los funcionarios de la embajada incrementaron reuniones por separado con los directivos de las organizaciones políticas Nuevo Tiempo, Primero Justicia y Acción Democráticay y que James Derham, Robín Diane Meyer y Darnall Steuart visitaron en varias oportunidades la sede de la compañía Polar en Maracaibo, estado Zulia.

En los últimos meses de 2012 se realizaron reuniones en la residencia de la funcionaría Kelly Keiderling-Franz, con representantes de la cadena Capriles, con Miguel Otero (El Nacional), Andrés Mata (dueño de El Universal), Carlos Croes (de Televen), y miembros de Venevisión, Bloque de Armas, Globovisión y Canal I.

En julio de 2012 los funcionarios del Departamento de Estado Simón Henshaw y John Mcnamara visitaron Venezuela y se reunieron con Armando Briquet y Juan Mijares (del comando de campaña de Henrique Capriles), Saúl Cabrera de la encuestadora Consultores 21, Carlos Tejera (Director General de Venacham), López Mendoza (de Fedecámaras), Jesús Machado del centro Gumilla. Janet Márquez de la ONG Caritas,Ricardo Villasmil y José guerra, quienes se desempeñan como asesores económicos de Henrique Capriles, Teodoro Petkoff, Laureano Márquez, Roberto Weil y Nelson Bocaranda, Ramón Guillermo Aveledo (secretario de la MUD), Miguel Enrique Otero (del periódico El Nacional), Vicente Bello (experto electoral de la MUD), el opositor René Arreaza y la diputada María Corina Machado.

El funcionario norteamericano Gregg Adams, nuevo jefe de sección de prensa, mantuvo contacto con los directivos de Venevisión, Globovisión, El Nacional y El Universal. Además viajó a la ciudad de Maracay para contactar con la directiva del periódico El Siglo.

“Alertamos a las autoridades venezolanas, a la opinión pública nacional e internacional de este comportamiento conspirativo que demuestra la injerencia del gobierno norteamericano, la CIA y el Pentágono en los asuntos internos de Venezuela”, señala el informe.

Todo esto para poner fin al gobierno de Chávez y en este momento al de su sucesor Nicolás Maduro.

2 de abril de 2013 se conoce el plan de la USAID para poner fin al gobierno de Chávez. Citando documentos secretos de Wikileaks en estos se detallan cómo el embajador William Brownfield, ahora subsecretario del Departamento de Estado, tenía previsto poner fin al chavismo.

Entre 2004 y 2006, la USAID realizó diversas acciones para llevar adelante la estrategia de Brownfield, donando algo menos de U$S15 millones a más de 300 organizaciones de la sociedad civil.

El 1 de abril de 20013 las periodistas Natalia Viana y Luiza Bodenmuller denunciaron que después del golpe de Estado de 2002, la embajada de EE.UU. en Caracas “decidió tomar para sí la tarea de reorganizar la oposición venezolana, apostando por una estrategia a largo plazo que minaría el poder del gobierno. En agosto de 2004, el mismo mes del referéndum revocatorio promovido por la oposición con un amplio apoyo de la misión estadounidense, el texano William Brownfield llegó a Caracas nombrado por George W. Bush para asumir el cargo de embajador en el país.

“Pragmático y sucinto”, como revela el documento de WikiLeaks analizado por Agencia Pública, William Brownfield elaboró un plan de cinco puntos para terminar con el chavismo en el mediano plazo.

En ese documento secreto, enviado por Brownfield a Washington el 9 de noviembre de 2006, recuerda las directrices establecidas dos años antes bajo el nombre de «El objetivo de la estrategia: Fortalecer las instituciones democráticas; Infiltrarse en la base de la política de Chávez; Dividir el chavismo; Proteger negocios vitales para los EE.UU.; Aislar a Chávez internacionalmente».

Esto es lo que escribió Brownfield, hoy secretario antinarcóticos del Departamento de Estado, que se encarga de la formación de las fuerzas policiales extranjeras en Estados Unidos, y esto abarca a varios países de América Latina.

Entre 2004 y 2006, la USAID realizó diversas acciones para llevar adelante la estrategia de Brownfield, donando algo menos de 15 millones de dólares a más de 300 organizaciones de la sociedad civil. La USAID, a través de su Oficina de Iniciativas de Transición (OTI) -creada dos meses después del fallido golpe de Estado- dio asistencia técnica y capacitación a las organizaciones y las puso en contacto con los movimientos internacionales”.

El documento explica que «desde la llegada de la OTI se formaron 39 organizaciones con foco en el advocacy (convencimiento). Muchas de estas organizaciones son el resultado directo de los programas y financiamiento de la OTI».

Uno de los objetivos más importantes para la USAID era “llevar los casos de violaciones de derechos humanos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos a fin de obtener condenas y socavar la credibilidad internacional del gobierno venezolano. Es lo que hizo, según el relato de un ex embajador, el Observatorio Venezolano de Prisiones, que consiguió que el tribunal emitiese una decisión pidiendo medidas especiales para resolver las violaciones de derechos humanos en la prisión «La Pica», en el este del país.

Entretanto las “Human Rights Lawyers Network in Bolivar State” (red de abogados de derechos humanos en el estado de Bolívar), presentó ante la Corte Internacional un caso de masacre de 12 mineros en el estado venezolano de Bolívar por parte del ejército. El grupo fue creado, según Brownfield, «a partir del programa Freedom House, y un financiamiento de la DAI para distribuir pequeñas donaciones»(DAI – Development Alternatives Inc – fue de 2004 a 2009 el principal gerenciador de fondos de la USAID en el país, habiendo distribuido millones de dólares a diversas organizaciones a partir de la estrategia del gobierno de EE.UU.

Destinó por ejemplo, 726.000 dólares en 22 becas para organizaciones de derechos humanos, de acuerdo con el documento de WikiLeaks. También ayudó a crear el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Central de Venezuela.

«Ellos han tenido éxito en llamar la atención sobre el Derecho de Cooperación Internacional y la situación de los derechos humanos en Venezuela, como una voz nacional e internacional», escribió Brownfield como surge de los cables de Wikileaks . En todo ese accionar también se intentó impedir o neutralizar el «mecanismo de control” según ellos de Chávez que que utiliza «vocabulario democrático»(sic) para apoyar la ideología revolucionaria bolivariana,tal como lo escribe el ex embajador en Caracas.

El injerencista mecanismo de transición (OTI) “ha luchado contra eso a través de un programa de educación cívica llamado ‘democracia entre nosotros’, cuyo objetivo era “ enseñar al pueblo venezolano lo que en realidad significaba la democracia”.

En este caso Brownfield aseguraba que “los programas educativos dirigidos, como tolerancia política, participación (ciudadana) y derechos humanos, han llegado a más de 600 mil personas», tal como señala el documento.

Es importante establecer que todo lo que seestá actuando en estos momentos, tiene un largo trabajo previo de preparación como surge de toda esta documentación, que es nada más que un somero resumen de lo señalado.

Hay algo que es clave, sobre todo para entender como el tema del “divisionismo” y problemas al interior del PSUV venezolano, ha sido básico en el tratamiento que dieron en la información sobre Venezuela, algunos analistas supuestamente “pro Chávez”, pero de una ambigüedad que sólo se entiende si vemos de dónde venían estos planes y estos diseños.

Desde entonces se establecieron varias estrategias para «dividir el chavismo», lo cual se establecía en la idea de que Chávez intentaba «polarizar la sociedad venezolana mediante una retórica de odio y violencia».

Para enfrentar esto el embajador Brownfield trazó como estrategia dar ayuda a las ONG establecidas en Venezuela y que trabajan en las «fortalezas chavistas » y con los «líderes chavistas» para «contrarrestar la retórica» y «promover alianzas». Esto costó a la USAID 1,1 millones de dólares para llegar a 238 mil personas en más de tres mil foros, talleres y sesiones de entrenamiento, «transmitiendo valores alternativos y dando oportunidad a activistas de la oposición de interactuar con chavistas, obteniendo el deseado efecto de alejarlos lentamente del chavismo».

Asi lo explica el embajador y pone como ejemplo el grupo de «Visor Participativo» que consta de 34 ONGs capacitadas y supervisadas por la OTI, para trabajar en el fortalecimiento de los municipios.

«Mientras Chávez trata de recentralizar el país, la OTI, a través de Visor, está apoyando la descentralización», escribía Brownfield.

Para tener una idea de cómo se diseñan estos proyectos desestabilizadores, existe una muestra de puño y letra del embajador. Se trató de la promoción de 54 proyectos sociales en toda Venezuela con un costo superior a los 1,2 millones de dólares lo que le permitió a este visitar las zonas del país “demostrando la preocupación del gobierno de los EE.UU. con el pueblo venezolano», explicó Brownfield. «Este programa confunde a los bolivarianos y retrasa el intento de Chávez de utilizar a los EE.UU. como un ‘enemigo unificador’».

Más adelante el informe señala que «con el objetivo de aislar a Chávez internacionalmente», el embajador se jactaba de que la USAID, a través de la ONG estadounidense Freedom House, financió viajes de miembros de organizaciones de derechos humanos de Venezuela en México, Guatemala, Perú, Chile, Argentina, Costa Rica y Washington.

Relata el mismo Borwnfield que “la DAI trajo decenas de líderes internacionales a Venezuela y también profesores universitarios, miembros de ONGs y líderes políticos a participar en talleres y seminarios, para que volviesen a sus países de origen comprendiendo mejor la realidad de Venezuela, convirtiéndose en fuertes aliados de la oposición venezolana».

Brownfield finaliza el documento, escrito en 2006, con una advertencia: «Chávez debe ganar las elecciones presidenciales del 3 de diciembre y la OTI espera que el ambiente para trabajar en Venezuela se torne más complicado.»

El embajador regresó a su país en 2007 y luego fue a Colombia -nada menos- antes de ser nombrado por Barack Obama para hacerse cargo de la cooperación policial con otros países.

Otro documento de Wikileaks del (13 de julio de 2004) demuestra que ya antes de que Brownfield asumiera la política de EE.UU para Venezuela, la OTI había centrado todo su trabajo en fortalecer a los partidos de oposición. En este caso se menciona un proyecto de 550 mil dólares para promover consultorías de especialistas latinoamericanos en liderazgo político y estrategia de los partidos, y otro proyecto de 450 millones de dólares con el Internacional Republican Institute (IRI) -del Partido Republicano – para entrenar a los partidos de la oposición en «diseñar, planificar y ejecutar las campañas electorales” en «escuelas de entrenamiento de campaña».

LOS ATAQUES A MADURO

Se citan estos antecedentes básicos para entender que los planes que se ejecutan en este momento, tienen largos antecedentes y que el descubrimiento de infiltraciones de agentes en estos momentos, tiene un largo historial en Venezuela.

Los hechos de violencia posteriores al 14 de abril demostraron el carácter antidemocrático de la MUD y de su candidato Henrique Capriles, poniendo al desnudo además la verdadera estrategia de EEUU.

En esto se mencionan los viejos planes de un antiguo enemigo de América Latinas, Roger Noriega, funcionario del Departamento de Estado y de la CIA, planteando en los últimos tiempos un intervencionismo “mucho más directo” en Venezuela. La idea de crear condiciones para un golpe de Estado, un modelo similar a lo utilizado para invadir y apoderarse de Libia, en marzo del 2011, hace más grave aún, la reciente visita de Henríquez Capriles a Colombia y su recepción por parte del presidente Juan Manuel Santos.

Más grave o parte del mismo plan es el ofrecimiento de Santos de ser parte de la Organización del Atlántico Norte, violando las normas integradoras de América Latina, que espera ser convertida en una zona de paz en el mundo. Si consideramos que la OTAN estaba diseñada para el Norte en la supuesta defensa de Europa después de la Segunda Guerra Mundial y que ya debería haber sido desmantelada de acuerdo a sus propios objetivos limitados de entonces, esta actitud de Santos se transforma en un golpe certero a la yugular de la integración.

Aunque ahora se hable de un proyecto de colaboración e intercambio de datos, que de por sí es grave considerando que la OTAN se ha convertido en un ejército de invasión y ocupación, en un gendarme del terrorismo de Estado global, la situación es más grave aún.

Nadie ignora que Washington aumentó a siete el número de bases en Colombia, y está instalando nueves bases, cuatro de ellas Aeronavales en las costa atlántica y del Pacífico en Panamá, la gravedad de este “acuerdo” es una casi provocación de alcances bélicos. No sólo aumenta el peligro del lamentable acuerdo de la Alianza del pacífico, en las circunstancias actuales, sino que es un paso a una posible intervención en Venezuela.

“Es la posibilidad de un modelo insurreccional al estilo Libia o Siria,(con oleadas de mercenarios, ex paramilitares, en sus fronteras bajo dirección de la OTAN) que en su primera fase fracasó (después de la última elección) porque no tenían apoyo militar para el golpe, pero igual aplicaron una fase de violencia contra personas sectores de salud, viviendas y locales del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)” advierte otro informe de “REDES”.

“Parte de esa estrategia fue la marcha del primero de mayo, que fue encabezada por empresarios y no trabajadores. Una burla a la lucha histórica de los obreros, pero la esencia de la misma era un enfrentamiento con la marcha de los bolivarianos, para generar violencia y heridos. En esa táctica los diputados de la MUD agredieron a los diputados bolivarianos, pero mostraron al mundo ser víctimas y no victimarios. Luego largaron una campaña internacional, para denunciar fraude, violencia, detenciones arbitrarias, en América Latina y Europa” añade.

Como estas acciones fracasaron ahora avanzan sobre el MERCOSUR, UNASUR, PARLATINO y la OEA, y además tocando las puertas a varios presidentes latinoamericanos, pero en general los pueblos y gobiernos de la región saben a quién representa esa ultraderecha y sus planes antidemocráticos. Además están conspirando en conjunto en toda América Latina.

Por otra parte el informe de “REDES” señala que el principal ideólogo del plan desestabilizador es el gobierno del presidente Obama,»porque sus declaraciones a favor de la derecha y sus acusaciones de que Venezuela viola los derechos humanos, la libertad de expresión y apoya al narcotráfico» que en realidad parecería una autocrítica a su propio gobierno- es otra señal amenazante para Venezuela y América Latina.

Más allá de su discurso (de Obama) de su ayuda a “salvar la democracia” (neoliberal) está la política de garantizar las reservas de petróleo de Venezuela, para Estados Unidos, controlar la economía venezolana, lograr privatizar las principales empresas metalúrgicas, los recursos de agua, como el oro y el Coltran, y destruir uno de los más fuertes pilares, sino el más fuerte de la unidad latinoamericana. El Plan de estados Unidos nos abarca a todos.

En “esta hora de los pueblos” defender a los países que son el eje prioritario del ataque como Venezuela y Cuba, nos obliga asimismo a defender cada uno de nuestros países. Es simplemente la decisión de optar entre “recolonización o independencia” no hay ninguna otra posibilidad en este siglo. Medio Oriente, Africa del Norte es el espejo donde debemos mirarnos, para no caer en la tentación de la desmemoria. De nuestro accionar en estas circunstancias depende un futuro libre o esclavo. Nada más y nada menos. Y tenemos en las manos la alternativa. Tenemos fuerza para resistir a un impero que avanza hacia su propia destrucción, aunque parezca invencible..

Facebooktwittermailby feather
, , , , , , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *