Por Tamer Sarkis Fernández
El 28 de mayo habían votado los sirios residentes en el extranjero… Aunque no en todo el extranjero: Francia, Reino Unido, Canadá, Alemania y Estados Unidos prohibieron las urnas y la formación de colegios electorales, declarando ilegal la celebración de comicios en esos territorios. Por lo menos su doméstica “oposición en el exterior” no ha lanzado misiles contra nosotros en París, Londres o Berlín. Sí lo han hecho sus pagados y sus adoctrinados contra las filas de votantes que en provincias como Homs esperaban su turno ante los colegios. La mayoría se mantuvo firme allí. No ha habido que lamentar víctimas mortales. Podrá apreciarse, en cualquier caso, la irrealidad del “vínculo popular” que dice mantener una oposición cuyo interés consiste precisamente en evitar por cualquier medio la celebración de elecciones y, con ellas, la revelación de un cuadro estadístico poblacional de filias políticas.
La participación electoral en suelo sirio ha sido unas décimas superior al 73%. El censo se compone de 11.600.000 personas. Por citar la circunscripción de Homs, votó algo más de 1.000.000 de sirios censados sobre un censo de 1.200.000. Los colegios electorales han sido algo más de 9.000. En el exterior, hay 3.000.000 de sirios con derecho a voto. Han podido votar en 43 embajadas sirias de todo el Mundo (excluido el infame club de Estados antes citado, y al que hay que sumar la Corte de 12 países árabes que han impedido votar también). Hubo gran afluencia de votantes en Líbano, entre los que se cuentan quienes caminaron hasta 20 km para llegar a la embajada de la RAS en Beirut. Tanto Hariri y su Movimiento 14 de marzo como Al-Mustaqbal amenazaron con interrumpir o con expulsar. Agua de azahar, por el momento.
ACNUR y los gestores estatales y para-estatales en los campos de refugiados libaneses y jordanos, se pusieron de acuerdo contra las votaciones: no se permitió salir de los campos, mientras se advertía la proscripción de entrada a quienes salieran a pesar de todo. Paralelamente, aterrizaban en el aeropuerto de Damasco grupos de sirios residentes en esos países “occidentales” que les habían vedado a ellos ese derecho.
También viajaron a Siria observadores de diversas organizaciones independientes de supervisión a elecciones, con experiencia en procesos anteriores. Procedencia holandesa, australiana, canadiense, brasileña, sudafricana, ugandesa, india, china y rusa. Así hasta un total de más de 20 países. La actitud de estos organismos no gubernamentales contrasta con la mantenida por Naciones Unidas, cuyos funcionarios mantuvieron retenido durante horas al Embajador sirio en la ONU, sin que éste pudiera salir del recinto. No sabemos si a Naciones Unidas le sirve de consuelo tal mamarrachada secuestradora. Se pinta, en cualquier caso, su nítido autorretrato.
No en todas las provincias se ha podido votar. No fue posible en Raqqa, tomada por el Ejército Islámico de Iraq y del Levante. En otras provincias, las amenazas de muerte fueron constantes. A contracorriente de las armas en no pocas localidades, el Pueblo salió a votar, haciendo necesaria una prórroga general de la apertura de los colegios hasta media noche. Tal evento participativo carece -en boca de la internacional sionista- de “reconocimiento internacional”. De farsa y vergüenza lo ha calificado John Kerry (Administración Obama) durante la rueda de prensa dada en su visita, estos días, al Líbano. En efecto, tanto la celebración de elecciones, como los datos de participación y de distribución del voto, componen un bochornoso motivo de vergüenza para los Estados Unidos y para su coalición. El candidato Bashar Al-Assad ha obtenido el 88.7% de los votos, mientras los candidatos Al-Jayar (“neoliberal”) y Al-Nuri (adscripción comunista aunque candidatura independiente) se reparten el 7.5%. Los votos nulos componen el 3.8% del total emitido. Los resultados son provisionales e impugnables durante el presente periodo de impugnación, aunque las delegaciones de observadores han transmitido su verificación de normalidad.
Más de 100 medios de información foráneos han estado cubriendo el proceso electoral desde suelo sirio. No se permitió la entrada -ni tuvieron ellos intención alguna de entrar- a Al-Jazeera (Qatar) ni Al-Arabiia (Arabia Saudi), canales que no han hablado más que de lo que denominan “sabotaje rebelde a las elecciones”. Como dato “gracioso”, medios televisivos españoles dieron “noticia” de que el Presidente sirio había votado en un submarino ruso por razones de seguridad. Pero lo cierto es que él y su esposa votaron temprano, guardando fila ante el colegio electoral.
Medios “occidentales” y su 5ª columna de social-imperialistas “radicales” han coincidido en calificar de “títeres” a los dos candidatos que concurrían frente a Bashar. En realidad, sí ha habido diferencias y contraposición en la postulación programática: Al-Nuri a la izquierda, Al-Jayar un ex-baazista hoy “liberalizador”, y Bashar entre ambos aunque no equidistante (podríamos decir que al centro-izquierda empleando términos eurocéntricos y en cierta medida equívocos, pero que pueden valer de coordenada).
En cualquier caso, el Pueblo habría tenido fácil explicitar esa apreciación a través del voto nulo, que expresa denuncia hacia la configuración del proceso electoral en sí y hacia las fuerzas participantes. Y, sin embargo, el voto nulo es bajísimo (3.8% del total emitido).
Cabría preguntarse también, por qué, siendo “títeres” esos dos candidatos, el supuesto maestro de títeres ha obtenido más del 88% de los votos. Pues a cualquiera puede serle sencillo pensar que un excelente modo de reventar una “pantomima” consiste en tornarla real dando fuerza precisamente a esas candidaturas concebidas “de relleno”. La otra gran alternativa al supuesto de “pantomima” habría sido, claro está, la abstención. Pero el candidato ganador concentra un alto % de voto en medio de una gran participación (superior al 73%).
Los datos hablan, señores imperialistas. Y es más: debemos señalar que Bashar ha concentrado el voto de un electorado que es sunní en un 80%, lo que en sí mismo ridiculiza las “tesis” de “guerra siria interconfesional” o de “Gobierno de secta” o de “Régimen alawí”.
El proceso electoral a la Presidencia de la RAS ha constituido el mejor escudo anti-difamación contra los embustes del sionismo y sus parásitos sociales aquí y allá, a derecha y a “izquierda”. El hecho del voto en sí ha sido importante, pero mucho más lo es el clamor de masas que en este preciso instante continúa en la calle, celebrando y mostrándose al Mundo. No hablo de unos miles de concentrados ante la sede central y las sedes locales del Baaz. Hablo de millones de sirios en cada pueblo, en cada ciudad, en cada camino, en los terrados, las plazas y los campos. Los medios imperialistas pueden distorsionar el significado de las estadísticas, pero no pueden distorsionar las imágenes ni los cantos, ni a los viejos, ni a los niños, ni a las mujeres de toda confesión, con hiyab o sin él.
Es por eso mismo que, en lo referente a la eclosión pos-electoral de masas, los mentirosos han “optado”, más que por mentir, por enmudecer y ocultar. Los principales medios de comunicación “alternativos” fingen no enterarse ni de las elecciones ni de los festejos. Sus profesionales de la confusión, vestidos de “rojo”, en sus escritos describen a Hezbu Allah como “grupo armado chií”. Pero estos días, y ahora mismo, concentrados en las calles miles de sirios -no digo “chíies” ni “alawíes” ni “sunníes” ni “cristianos”…; digo sirios- mecen banderas de Hezbu Allah. Vitorean a la Resistencia Árabe anti-sionista, que en Líbano se llama Hezbu Allah, y en cuyas filas milita el Pueblo libanés, y no “chíies” o “sunníes” o “alawíes” o “cristianos”.
A miles de km, reunido en Bruselas, el G-7 dice estar en proceso de intensificar los esfuerzos de lucha anti-terrorista. Su lista incluye, por supuesto, a la Resistencia Árabe en Líbano, pero ahora también a numerosos nombres con que sus propios Servicios Secretos bautizaron a partidas de mercenarios que ahora, derrotadas, huyen de Siria hacia destinos inciertos. Los Padrinos se esforzarán por darles nuevos “buenos” usos, poniéndolos, bajo control, en circuito. Algunos están entrando en Egipto. A otros los recogen en Turquía y los mandan a Ucrania. Pero esto puede ser el cuento de nunca acabar y no se le pueden poner puertas al bosque. Tarde o temprano, cosecharán lo que siembran.
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