Repica Estados Unidos los tambores de guerra para amedrentar a Rusia

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Por Nelson del Castillo

En días recientes, Estados Unidos ha comenzado a repicar tambores de guerra en una abierta amenaza a la Federación Rusa. Después de los intentos de intimidación con relación a la lucha por el control de Ucrania –una antigua aliada de Moscú– por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que sigue tan viva y coleando como antes de la caída de la Unión Soviética, ahora el despliegue anunciado por el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, evidencia que Washington no parece dispuesto a bajar los cañones hasta que tenga de rodillas a Moscú.

Por eso, no es extraño que el anuncio se hiciera en Tallín, la capital de Estonia, una de las antiguas naciones que conformaban la Unión de República Socialistas Soviéticas(URRS), cuyo colapso provocaron en 1991 una serie de dirigentes que asaltaron la conducción del antiguo PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) y del Estado soviético para servir en bandeja de plata al capitalismo devorador la codiciada presa. Si el anuncio del desplazamiento de 1.200 vehículos militares, entre ellos 250 tanques M1-A2 y piezas de artillería se hubiera hecho desde Washington no hubiera tenido el efecto psicológico militar que ha logrado.

Por primera vez en la historia, Estados Unidos tendrá un despliegue de armamentos pesados en una zona de Europa oriental que hasta 1989 le estuvo vedada, ya que caía dentro del llamado campo socialista aliado de la URSS, por lo que integraba el Pacto de Varsovia, la alianza militar fundada en 1955 para servir de contrapeso hasta su decadencia en 1990 y final disolución en 1994, a las fuerzas de la OTAN, las que ahora controlan el escenario.

Hablamos de naciones como Estonia, Letonia y Lituania, los llamados países bálticos, de Bulgaria, Polonia, Rumanía y Alemania, donde también habrá despliegue de soldados como si se tratara de una vuelta a la llamada Guerra Fría. Se habla de una compañía o un batallón, lo que representa según los informes de 150 a 750 soldados. A eso hay que añadir las fuerzas navales estadounidenses que se desplazan en los mares que circundan a la Federación Rusa y a muchas de las antiguas repúblicas soviéticas en las que se han establecido bases militares de la OTAN.

Se trata de un material de combate que ya se encuentra en Europa, por lo que su desplazamiento hacia las antiguas fronteras que le estuvieron vedadas a Estados Unidos tiene un propósito más que claro: advertir de la disposición del uso de la fuerza contra la Federación Rusa, no con el fin de garantizar la estabilidad de la zona, sino de doblegar al presidente ruso Vladimir Putin. Y aunque Ucrania, por no formar todavía parte de la OTAN ha quedado excluida, está claro que es el objetivo principal del imperialismo occidental, máxime cuando las fuerzas político-militares pro rusas han conseguido mantener el control de la península de Crimea, una zona muy estratégica para Moscú.

El secretario norteamericano de Defensa definió este proceder como “una respuesta a las provocaciones rusas”, lo que lleva a uno a preguntarse dónde ubica geográficamente Estados Unidos y dónde Rusia. Naturalmente, el aspecto geográfico nunca ha sido un elemento a tener en cuenta por Washington, si tomamos en cuenta que desde su surgimiento como imperio, en 1898, ha emprendido campañas bélicas por igual en América que en Asia, en el Oriente Próximo o en la propia Europa, como pasó con la llamada Guerra de los Balcanes.

Este anuncio de Carter, el secretario de guerra de Estados Unidos, se produjo siete días después de que el presidente de la Federación Rusa anticipara, el 16 de junio, que su gobierno añadirá este año 40 nuevos misiles balísticos intercontinentales.

El anuncio de Putin se produjo luego de revelaciones del diario The New York Times en el sentido de que el Pentágono tenía planes de almacenar armas pesadas, incluidos tanques, para unos 5.000 soldados en Europa oriental, una acción inédita que involucraba a Estonia, Bulgaria y Polonia, y considera una violación a un acuerdo de 1997 que limitaba el expansionismo militar de la OTAN en las fronteras rusas.

Ante este escenario, Rusia ya anunció que podría reforzar sus bases militares en Kaliningrado, ciudad portuaria de Europa oriental que la prensa rusa define como su flanco occidental, según el anuncio que hiciera el vicepresidente del Comité Parlamentario de Defensa, Serguéi Zhigarev.

Analistas periodísticos aseguran que la OTAN evidenció deficiencias en el simulacro a gran escala denominado “Noble Jump” (noble salto), que a partir del 9 de junio ha desarrollado en la ciudad polaca de Zagan con 2.000 militares de sus fuerzas de respuesta rápida.

Según el periódico británico Sunday Times, las fuerzas de la OTAN requieren hasta un mes para desplegar 30.000 soldados en Europa del este. Mientras, maniobras también a gran escala llevadas a cabo por Rusia a lo largo de las fronteras de la Unión Europea le han permitido el despliegue de 80.000 a 100.000 soldados con equipo militar en solo 24 horas.

Tras la disolución de la Unión Soviética, cuando se habló del fin de la Guerra Fría, la situación en el mundo se ha vuelto ahora más volátil que nunca, desde que las fuerzas de Adolfo Hitler lanzaron su conquista del mundo desde la Alemania nazi, que dio origen a la Segunda Guerra Mundial. Y esto responde a las acciones conjuntas de Estados Unidos y países integrantes de la OTAN fragmentados o en conjunto de ir destruyendo estados como ha pasado con la antigua Yugoslavia, Iraq, Libia y Siria. La estabilidad de esos países se vino abajo con las guerras fraguadas por Estados Unidos para destruir naciones, mediante el saqueo de sus riquezas, como son los casos de Iraq y Libia, o controlar regiones, como ocurre con Siria.

No siempre las cosas han salido como pensadas, y ahí está ahora el monstruo de siete cabezas en que se ha convertido el llamado Estados Islámico, un engendro creado en gran medida por mercenarios financiados por Estados Unidos para destruir a naciones que no consideraba amigas.

Hay quienes no han desaprovechado la ocasión para recordarle al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que no ha hecho honor al premio Nobel de la Paz que recibió en 2009 en Noruega.

En esta ocasión, en Ventana al Mundo con la compañía del colega periodista y amigo Manolo Coss, en ausencia del compañero Alejandro Torres Rivera, analizaremos la situación que se presenta en Europa ante el sonido de los tambores de guerra de Estados Unidos y la OTAN.

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