Rosa María Artal
20 enero, 2014
Fuente: El Periscopio
Ya sabemos por qué Obama recibió a Rajoy. EEUU ha pedido prorrogar y ampliar sus fuerzas en la Base de Morón de la Frontera (Sevilla). El Pentágono quiere elevar en al menos un 50% la llamada Fuerza de Respuesta para Crisis en África formada por 500 marines. Y extender un año más su presencia “temporal” en la base militar española. Según El País, esta petición norteamericana figuró en el encuentro de Obama con Rajoy.
El Consejo de Ministros aprobó el 19 de abril un acuerdo por el que autorizaba el despliegue “de una fuerza compuesta por 500 infantes de Marina y ocho aeronaves” (dos aviones de reabastecimiento en vuelo KC-130 y seis aviones V-22 Osprey, que pueden operar como aeronaves de ala fija o helicópteros) “en el marco de operaciones de respuesta a situaciones de crisis en África para proteger ciudadanos, instalaciones y personal designado de este país”, añade El País.
La duda que se plantea ahora si para una presencia extranjera “temporal” de un mínimo de dos años se precisa la aprobación del Parlamento. Daría igual, el PP tiene allí su apisonadora absoluta. Y Rajoy ya tiene su foto.
Las visitas de los presidentes españoles al “jefe” estadounidense nos suelen salir caras. En este caso parecen conllevar la vuelta del fantasma de las Bases Americanas, si alguna vez se fueron. Rajoy, fiel a su línea, metió la pata cuanto pudo en su estancia en la Casa Blanca. Hasta responder con un ¿Eh? a lo que no entendía en inglés. El presidente norteamericano elogió la política de Rajoy y su “gran liderazgo”. Ya sabemos por qué. Eso sí le regaló chocolatinas en lugar de incunables para, probablemente, marcar las diferencias.
El 26 de octubre de 1953 la España franquista firmó con Estados Unidos el Convenio Defensivo de Mutua Defensa y Ayuda Económica que suponía de facto el fin del tímido aislamiento internacional por haber dado un golpe de Estado y mantener un régimen totalitario. Por él se implantaron en nuestro país bases americanas en Zaragoza, Torrejón, Morón y Rota. En Zaragoza, en mi tierra, por eso las conozco bien.
“Los americanos” –como tan magistralmente contó Berlanga en Bienvenido Mr. Marshall”- traían el maná al país subdesarrollado que de alguna forma ocupaban. Obsequiaban con queso amarillo y leche en polvo a los niños de los colegios pobres –que eran casi todos-. Con el tiempo, trajeron sus coches enormes y sus costumbres. Llegó con ellos hasta la música vibrante de su patria –en su edad de oro-, y con ella grandes dosis de modernidad –eso hay que admitirlo-. Los pantalones vaqueros que se “conseguían” casi de estraperlo. Otros acentos al menos en la España tan cerrada.
La contestación progresista a las Bases Americanas llenó páginas de protesta. Era una reivindicación constante, inapelable, sobre todo en los tiempos de la impopular guerra de Vietnam que levantó al mundo contra EEUU. Y así acabaron en ser llamadas “de utilización conjunta”. Los mandos eran americanos. Luego han sido empleadas como parte de todo el entramado de la OTAN.
Hay un amargor inquietante en saber que otra vez los marines sientan sus reales en suelo español, si el suelo español es algo. Máxime –dicen- para defenderse de esa África que nos envía a sus hijos en patera o atravesando vallas con cuchillas. Algo huele a podrido en el sur de Europa. En el mundo en realidad.
Aireémoslo, si se puede, con una de las grandes singers de los 50´ Ante todo ser positivos….
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