Fotografía: El general Lentsov a la salida de una reunión en Donetsk el 5 de noviembre. AFP.
Fuente: slavyangrad.es
Tras meses de advertencias de invasiones inminentes rusas o condena de aquellas que no han podido probarse, la semana pasada el propio ejército ruso confirmó en rueda de presa la presencia de un pequeño contingente de tropas rusas en Ucrania a petición del propio presidente Poroshenko y de acuerdo con los acuerdos firmados a principios de septiembre.
Desde este anuncio, el presidente Poroshenko ha exigido en repetidas ocasiones, especialmente durante su visita a Australia, que Rusia retire sus tropas del territorio ucraniano. El secretario de Estado John Kerry, tras su reunión con el ministro de exteriores ruso Sergey Lavrov, por su parte, reconocía pasos favorables de Rusia, que según sus declaraciones ha dejado de exigir una descentralización del poder en Ucrania, aunque esto no ha sido suficiente para el presidente Obama, que ha anunciado su intención de firmar una nueva ley de sanciones contra Rusia, un texto notablemente más duro que los anteriores, ya aprobado por el Congreso, y que prevé también asistencia militar letal para el ejército ucraniano.
Ignorado por la prensa, que desde el inicio de la crisis ha defendido a Rusia como único culpable de la rebelión en el este e incluso de la situación económica de Ucrania, la noticia de la presencia de generales rusos en Ucrania a petición ucraniana ha pasado desapercibida. La prensa podría justificarse alegando que no hay nada noticioso en las declaraciones, ya que la presencia del general Lentsov en Ucrania era ya perfectamente conocida. Así lo publicaron algunos medios menores de países como Kuwait u Honduras, citando incluso las declaraciones de Lentsov en las que afirmaba que su misión era “convencer a los rebeldes. Vamos a razonar con ellos. Eso es lo más importante”. Los principales medios de comunicación europeos ignoraron la noticia y en esos días se centraron en la destrucción de la estatua de Lenin en Kharkov o en el número de militares ucranianos muertos en combate. Desde entonces, se ha seguido hablando de la amenaza de una ofensiva rusa en territorio ucraniano.
Al margen de artículos basados únicamente en los intereses y en la especulación o declaraciones fuera de lugar, los hechos hablan por sí mismos. Así lo describía el 17 de octubre la OSCE en su informe diario de la misión especial de observadores desplegada en Donbass y en otras zonas del país:
El 14 de octubre, en Debaltsevo (a 72 km noroeste de Donetsk), la SMM se reunió con los tenientes generales Yuryi Dumanskyi y Aleksandr Lentsov, enviados de Ucrania y Rusia respectivamente para encabezar el Centro de Control de Coordinación Conjunto (Joint Centre for Control and Co-ordination, JCCC). Los generales afirmaron que sus contingentes ya se han desplegado según el Artículo 8 del Memorándum de Minsk, que hace referencia al despliegue de una misión de la OSCE. La SMM explicó que solo la OSCE puede desplegar misiones, tal y como se ha hecho en el caso de la SMM. La presencia de la SMM en la zona de seguridad ha aumentado a raíz de la firma del Memorándum de Minsk y hay observadores presentes ahí y en otras zonas del este de Ucrania. La SMM también explicó que los observadores no podrían ser integrados en el JCCC, una iniciativa bilateral, pero aseguró a las partes que el SMM seguirá destinando personal al cuartel general del JCCC en Debaltsevo y a cada uno de los cuatro sectores del JCCC. Este personal observará e informará del trabajo del JCCC y, de acuerdo con el Memorándum de Minsk, facilitará el diálogo entre los miembros del JCCC en el cuartel general y los sectores, si es que esto es necesario.
Tal y como relata la OSCE, el contingente ruso, igual que el ucraniano, tienen su base en Debaltsevo, centro de las comunicaciones ferroviarias de la zona y bajo control del ejército ucraniano. El Teniente General Lentsov, vicecomandante del ejército de tierra ruso, es el responsable de este contingente de tropas que se despliega en Donbass tal y como se prevé en los acuerdos firmados y a petición del propio presidente Poroshenko. Desde entonces, varios informes de la OSCE mencionan el trabajo de Lentsov y Dumanskyi en relación al proceso de delimitación de la línea de demarcación como en las negociaciones para el actual régimen de silencio.
La apuesta decidida por evitar el baño de sangre y mantener a las distintas facciones enfrentadas aparte era, de partida, una de las señas de identidad que caracterizaron a Lentsov en Bosnia. Pero su misión era también defender a la población serbia, en cuyo área iba a operar.
Lentsov no fracasaría en su actuación. Al terminar su mandato en Bosnia, en julio de 1996 recibió incluso un reconocimiento especial del gobierno de Estados Unidos por su labor de cooperación con su fuerzas en el contexto de la SFOR, la Legion of Merit. Robert D. Kaplan cita al Coronel estadounidense Wilhelm, uno de sus colaboradores en Bosnia. Sin ocultar su admiración por el militar ruso, señala que habría seguido al colonel Lentsov a combatir en cualquier lugar que hubiese sido necesario.
En 1999, entonces mayor general, al frente de la 98 División Aérea de Ivanovo, Lentsov se encarga de llevar adelante, en sus fases iniciales, la llegada al área de Pristina de las tropas de paz rusas que se asentarán hasta 2003 en Kosovo, a pesar de las reticencias de la OTAN. Su base será el Campo Vrele, en la zona de Pristina, la capital. Además de las funciones de mantenimiento de la paz asignadas, se encargan de volver a hacer operativo el aeropuerto de Pristina. Las tropas rusas también gestionan un hospital que según documentos de la OTAN se encarga de facilitar servicios médicos a la población de la zona.
Entre junio y julio de 2003, las tropas rusas abandonan sus tareas de mantenimiento de la paz tanto en Bosnia como en Kosovo. En su discurso de despedida de las tropas entonces bajo el mando del Coronel Scheglov, el Comandante de la KFOR, el General italiano Fabio Mini rindió honores a las tropas rusas a las que agradeció su profesionalidad y su contribución a los esfuerzos de paz en Kosovo. Parte destacada del discurso se vinculó a su labor en la reapertura de la actividad en el aeropuerto de Pristina así como en materia de asistencia médica, “facilitando servicios médicos en áreas remotas de Kosovo”. “Han tratado a más de 10.000 pacientes en sólo cuatro años, con una dedicación sincera al tratamiento de todas las personas necesitadas de atención médica”, declaró Mini. El General italiano se despide finalmente, señalando: “Hombres y mujeres del contingente militar ruso, habéis cumplido con vuestro deber, proporcionado seguridad, protección y servicio a los necesitados. Se han distinguido como verdaderos profesionales. Les doy una cariñosa despedida”.
Por desgracia, la salida de las tropas rusas da paso a un giro radical en los acontecimientos de los que el pogromo antiserbio de marzo de 2004 no parece sino la señal de partida.
Tras su paso por Chechenia, Lentsov vuelve a poner su experiencia al servicio de la consecución de la paz, esta vez en el Donbass. Su papel resulta de hecho decisivo en establecer los pasos para alcanzar un nuevo alto el fuego. En esa dirección, una reunión el día 2 de diciembre permite alcanzar ese mismo día un cese de las hostilidades en el aeropuerto de Donetsk. Los informes diarios de la OSCE citan las reuniones de los generales Askarov, ucraniano, y Lentsov con los representantes de las Repúblicas Populares tanto en Donetsk como en Lugansk. Todas las partes ‘se pusieron de acuerdo en un alto al fuego total a lo largo de la línea del frente a partir del 5 de diciembre’, indicó la OSCE en un comunicado. Según Andrei Purgin, las negociaciones se llevan a cabo ‘en el marco de los acuerdos de Minsk’.
El acuerdo, que entra en vigor el 5 de diciembre, sí tiene sitio en la prensa occidental, aunque son solo unos pocos medios minoritarios los que informan del trabajo conjunto de Askarov y Lentsov. La información publicada en estos medios proviene de la agencia francesa AFP.
Sorprendida, la prensa continúa con una historia que parece tener ya escrita. A pesar de que todo indica que la presencia del general Lentsov en Ucrania está dirigida a buscar una solución pacífica y que su misión está dirigida a un objetivo similar al de la misión de Bosnia, la prensa y la diplomacia insisten en presentar a Rusia como agresora. Algunos siguen esperando la ofensiva de Moscú.
Y ahora que las dificultades económicas y la fuerte devaluación del rublo presionan aún más a Rusia, es probable que la prensa y la diplomacia occidental señalen a estos factores a la hora de justificar el cambio de actitud ruso. Habiendo ignorado la petición de Putin a las milicias para que dejaran escapar a las unidades ucranianas cercadas en diversas zonas en agosto; después de haber ignorado que fue el Gobierno ruso el que convenció a las milicias de que firmaran un alto el fuego en el momento en que su ofensiva les había devuelto la iniciativa en la guerra y después de ignorar la presencia del general Lentsov en misión de paz a petición del Gobierno ucraniano, es posible que esas medidas concretas que anuncia John Kerry puedan parecer nuevas. Los hechos dicen lo contrario.
Si Obama, Tusk, Kerry o Mogherini quieren realmente dar una oportunidad a la paz, tendrán que comprender que esta pasa por la colaboración rusa. Los ejemplos de Kosovo o la Krajina así lo demuestran. Desde Occidente, sólo los fanáticos podrían preferir la limpieza étnica a un acuerdo, por muy imperfecto que sea, incluso si ese acuerdo se parece en algo al de aquella Bosnia a cuya paz contribuyó decididamente Lentsov.
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