Entrevista a Luis Britto García escritor venezolano
Fuente La Época
La oposición está declaradamente dividida, pero yo creo que en relación a la táctica coyuntural y a los nombres de los líderes: en uno u otro momento, todos ellos recurren sin escrúpulos al golpismo, el terrorismo y la violencia.
A dos meses de iniciados los hechos de desestabilización en Venezuela, ¿Cuál es su evaluación del momento actual que vive el país? ¿Cómo cree que han influido las convocatorias al diálogo que impulsó tanto Maduro como los cancilleres de Unasur, quienes se encuentran en Caracas por segunda vez en las últimas tres semanas?
Luis Britto García (LBG).- La ola de violencias se ha desinflado. Es oportuno aclarar, para el público internacional, que en la mayoría de los casos no se trató de manifestaciones, sino de cortes viales que sólo ocurrieron en unos pocos municipios con alcaldes y policías opositoras, que protegían a los violentos en su operación de secuestrar a los vecinos. Dirigiendo o apoyando estas operaciones se ha detenido a narcotraficantes buscados por Interpol y a paramilitares. Venezuela tiene 335 municipios; los atentados ocurrieron al principio sólo en 19, luego se redujeron a 3, y hoy en día hay a veces cortes viales esporádicos, siempre protegidos por las policías opositoras locales.
¿Cuál cree que es el papel que los medios masivos privados venezolanos, aún mayoritarios, tienen en este momento de inestabilidad política que vive el país? ¿Qué papel cree que cumplen, asimismo, los medios masivos internacionales en la construcción de una imagen distorsionada de Venezuela?
LBG.- Los sucesos de Venezuela han dado lugar para una antología de violaciones de la ética y de la veracidad informativas por parte de los medios, que en efecto en nuestro país son mayoritariamente privados y mayoritariamente opositores, como los anunciantes que los mantienen. Los medios nacionales e internacionales han hecho circular imágenes de represión ocurridas en Egipto, Grecia, Libia, Siria, España y otros países, afirmando falsamente que ocurrían en nuestro país. Han falsificado movilizaciones de un sector muy minoritario dentro de la misma oposición, presentándolas como representación de “los estudiantes”, de “la juventud” o “del país”. Creo indispensable insistir en que en Venezuela la juventud representa más del 60% de la población; que uno de cada tres venezolanos estudia, uno de cada diez en instituciones de educación superior, casi todas gratuitas. Si un sector de tal magnitud estuviera contra el bolivarianismo, éste jamás hubiera ganado elecciones, ni se podría mantener en el poder.
Los medios también han representado las protestas como “pacíficas”, cuando en ellas más de la mitad de los heridos corresponden a la fuerza pública. Los medios privados también disimulan u omiten que los procedimientos de los terroristas comprenden el asesinato selectivo con armas con mirilla láser, la destrucción sistemática de más de un centenar de unidades del transporte público y de estaciones del Metro, la quema de centrales eléctricas y de 15 universidades y de un preescolar con casi un centenar de niños adentro, los cuales por cierto fueron rescatados de milagro.
Se han construido varias suposiciones de “sentido común” sobre la realidad venezolana, a partir de la visión simplista de algunos multimedios comunicacionales: que estaríamos frente a un gobierno “tiránico” –a pesar de que el oficialismo haya ganado 18 de 19 elecciones-, que supuestamente este gobierno censura a los medios –a pesar de tener a gran parte de los medios masivos privados en su contra-, etc. ¿Qué observaciones tiene usted para hacer sobre estos temas?
LBG.- Los medios acompañan sus tergiversaciones con afirmaciones de que el gobierno sería una “dictadura”, que ninguna dictadura permitiría divulgar, y de protestas contras “la censura”, que ningún censor dejaría pasar. Sobre la legitimidad del gobierno venezolano hay que repetir hechos muy conocidos: el ex presidente estadounidense Jimmy Carter declaró que el nuestro era el sistema electoral más perfecto o uno de los más perfectos del mundo.
A cada elección asisten centenares de observadores internacionales, que jamás han encontrado un defecto significativo. Como cosa de rutina, concluida la elección se hace una revisión sobre la mitad de los centros de votación, y a pedido de la oposición se han realizado revisiones totales, sin mostrar nunca errores ni fraudes. Pero para la oposición sólo son legítimas las elecciones que ellos ganan, y según ellos el perder elecciones les da derecho a gobernar.
A raíz de los hechos en Venezuela, se ha vuelto a escribir y a estudiar sobre la obra de Gene Sharp, sobre todo en relación a su “manual” de cinco pasos para generar un “golpe suave”. ¿Cree que hay relación entre la obra de Sharp y los hechos que se están dando en su país? ¿Opina que la modalidad de “golpe suave” se ha extendido en nuestro continente luego de lo sucedido en Honduras (2009) y Paraguay (2012)?
LBG.- Pues sí, se han cumplido paso por paso las recomendaciones de Gene Sharp, hasta un extremo cómico: la copia de signos y emblemas de las “revoluciones de colores”, las consignas en inglés, la escenificación de disturbios focalizados que los medios presentan como conmoción nacional. En forma más trágica, ha habido casos de manifestantes asesinados con tiros por la espalda desde sus propias filas, para presentar víctimas. También hay ciudadanos asesinados por el simple hecho de tratar de remover unos obstáculos, y motociclistas degollados con trampas de alambre.
Habría que dejar de llamar “golpe suave” a estas inmolaciones premeditadas de ciudadanos para crear el pretexto de un genocidio en la forma de golpe militar o intervención extranjera. Por cierto que ninguna de estas dos metas finales del método de Sharp se han materializado hasta el presente en Venezuela. La oposición hizo de nuevo cálculos equivocados sobre la lealtad del ejército y sobre las disposiciones de potencias extranjeras de colocarla en el poder por la intervención militar.
La oposición conservadora venezolana parece estar dividida entre dos tendencias: una que quiere seguir en las calles a toda costa, buscando “la salida”, y que se reconoce en las figuras de López y Machado; y otra que, sin perder de vista una crítica fuerte al gobierno de Maduro, intenta deslindarse de los hechos de violencia en las calles, más ligada al “caprilismo”. ¿Por qué cree que esto es así? ¿Cuál es su evaluación sobre una “división” en la oposición conservadora venezolana?
LBG.- Los sucesos violentos evidenciaron más que nunca una división de la oposición venezolana, cuya sustancia es una riña de celos por el liderazgo entre Capriles y López. En el acto en el cual éste se entregó, todas las camisetas eran blancas, color del minoritario partido Voluntad Popular, que ni siquiera presentó candidato propio para las primarias de la oposición. En ese acto no había ni una camiseta amarilla de Primero Justicia, de Capriles. Por su parte Capriles, al ser derrotado en las elecciones presidenciales de 2013 llamó a sus partidarios a salir a la calle, a “drenar su arrechera”: en las horas inmediatas asesinaron a una docena de bolivarianos, lesionaron a unos ochenta, y destruyeron centros médicos y emisoras comunitarias. Todo con premeditación, alevosía y ventaja: no hubo ni un herido entre las escuadras terroristas.
Tras esta hazaña, a principio de año Capriles contradijo a López diciendo que con el calentamiento de calle no se llegaba al poder, y luego ha mantenido una actitud ambigua. Es un hecho: las guarimbas se desinflaron; sólo muy de cuando en cuando recurre un episodio violento aislado, siempre bajo la protección de policías y autoridades locales opositoras. A veces esto llega a lo cómico. Hace unos días hubo un corte de vía en el sector donde vivo: las autoridades instalaron sanitarios portátiles para comodidad de los encapuchados protestatarios. Lo cual desmiente que los vecinos los apoyen o fraternicen con ellos.
Una encuesta de Hinterlaces reveló que 87% de los consultados rechaza los cortes viales o “guarimbas”; prácticamente toda la oposición ha acudido a la Mesa de Diálogo por la Paz que convocó Maduro. Entre ellos, empresarios del gremio patronal Fedecámaras, que quieren aprovechar el río revuelto para imponer su programa. Otros opositores han tildado de vendidos a quienes concurrieron al diálogo. La oposición está declaradamente dividida, pero yo creo que en relación a la táctica coyuntural y a los nombres de los líderes: en uno u otro momento, todos ellos recurren sin escrúpulos al golpismo, el terrorismo y la violencia. En el presente caso, además, hubo pronunciamientos secesionistas en los estados fronterizos, y una evidente participación de narcotraficantes y paramilitares en las acciones violentas. Ello reabre una inquietante perspectiva para la política venezolana