El nuevo colonialismo, apoyando la «intervención» en África
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Estamos asistiendo estos días, y los pasados, a lo que ya se llama un desmantelamiento del estado del bienestar. Hay que apretarse el cinturón, hay que hacer sacrificios, hay que ahorrar, dicen, aunque eso suponga hundir la educación, la sanidad e incluso la cultura. No obstante, durante todos estos últimos cincuenta años las diferencias de riqueza entre los que más poseen y los que menos se han incrementado de forma espectacular y de hecho, ahora, con la crisis, están aumentando más todavía.
Un niño de cinco años vería que esto de la crisis hace más ricos a los que ya lo eran y deja en la miseria y la pobreza a muchísima gente. Esto lo vería un niño de cinco años, como lo vio en la obra de Hans Christian Andersen,
El nuevo traje del Emperador, sin embargo, la sociedad que es «informada» en los medios de «comunicación» lo verá de otra forma y no verá tal vez esta obviedad, o si la ve no sabrá ver sus causas. Bien, algunos dirán que sí, que esto ya lo ven, y es cierto, algunos obviamente lo ven, la mayoría sin embargo no parece que vaya en ese sentido, seguramente por falta de información y puede que también por falta de interés. La información en estos temas resulta vital y en relación a esto hoy he visto un artículo muy interesante titulado
Su apellido es ´crisis´, que dice cosas como:
¿Cuándo fue la última vez que una economía capitalista se mantuvo en expansión y en armonía social? Parece que hay que hacer un buen ejercicio de memoria porque no es fácil recordar semejante episodio de placidez. Y sin embargo, en el imaginario social perdura la creencia de que en una época perdida que habría que recuperar, el capitalismo pudo hacer entrega de buenos resultados. Quizás el anhelo profundo del ser humano es ese mundo de paz, bienestar y justicia. Pero esa aspiración no significa que ese mundo anhelado sea posible bajo la feroz regla del capital. La historia del capitalismo revela un proceso de continua expansión y eso ha sido interpretado como señal de éxito. Alejandro Nadal. Su apellido es ´crisis´. La Jornada. 18.07.2012.
Que nos recuerda que nuestra memoria suele ser escasa y que este sistema económico se ha mantenido muchas veces, las más, mediante una continua expansión. ¿Qué ha sido y qué ha significado esa expansión? Muchas veces, también las más, guerra, robo y matanzas a otras poblaciones y países del mundo, es decir, la barbarie y la explotación del colonialismo. El texto citado continúa:
En varios momentos los límites a la acumulación de capital condujeron a confrontaciones inter-imperialistas y a políticas de colonización que buscaban superar esas limitaciones.Alejandro nadal. op.cit.
Hoy en día se critica con dureza la actuación de Estados Unidos en Vietnam, aunque se calla la que hizo en Corea que fue tan mala o peor, ya que Corea es un enemigo actual; también se critica lo que hizo en Nicaragua, en Irán, El Salvador o incluso en Guatemala. En el mismo sentido se es muy severo, hoy, sobre las invasiones que llevaron a cabo en su día la Alemania nacionalsocialista contra Polonia o Checoslovaquia, la de Bélgica en el Congo, la de la propia Inglaterra en Irak a principios y mediados del siglo XX o en Egipto ese siglo y también el XIX, y un largo etcétera. No obstante, hay que recordar, que todas esas guerras se justificaron y apoyaron entonces, y que se hizo de forma consistente, también por motivos humanitarios, como se hace hoy con Yugoslavia, Afganistán, Libia o Siria. Y hay poca diferencia, si es que hay alguna, entre aquellas y estas justificaciones. En Estados Unidos decían que los españoles estaban cometiendo matanzas y un genocidio en Cuba, mostraban a los españoles como monstruos que no respetaban nada; en Guatemala, a un presidente moderado, con honestidad y talento, Arbenz, que iba a llevar al país a un progreso real para su población, lo convirtieron de cara al público, gracias a los medios de comunicación, como otro monstruo peligroso y un dictador que iba a acabar con todo. En Nicaragua estaba la «enorme amenaza» comunista de los sandinistas, con supuestos planes para atacar a EE.UU, que poco tenían que ver con la realidad. En el caso de la invasión de Polonia por Alemania en 1939 se presentó como una intervención humanitaria para frenar las matanzas y persecución a las minorías ucranianas por parte del tiránico gobierno polaco, y era cierto esto, aunque los motivos de la invasión fuesen otros, motivos que hoy se reconocen. La invasión a Polonia por parte de la Alemania nazi es un ejemplo de libro de intervención «humanitaria» del que no se ha querido aprender. En el caso de Bélgica su actuación en el Congo se justificó para evitar el tráfico de esclavos, aunque luego fue precisamente eso lo que hizo el rey Leopoldo, tener esclavos para sus minas; vamos lo que hacen las compañías mineras occidentales hoy en el mismo lugar y excusándose en similares motivos humanitarios. En los ataques británicos o estadounidenses contra Egipto se mostró a Nasser, una de las figuras más importantes contra el colonialismo, como el nuevo Hitler; título que también aplicarían a Milosevic, al que dejaron morir tras ver que no podían probar nada contra él en los juicios amañados en cortes penales creadas ad hoc. Este título de nuevo Hitler o dictador se ha aplicado a muchas personalidades del llamado tercer mundo, un ejemplo es el de Mossadegh, el Primer Ministro de Irán que fue depuesto en un golpe de Estado de la CIA por querer que Irán gestionase sus propios recursos petrolíferos. La acción de los medios de comunicación y la compra de periodistas que desinformaban tuvo una parte fundamental en ello. Otro ejemplo más de intervención humanitaria lo tenemos en la actuación de Inglaterra en Egipto en el siglo XIX, que se explicó para evitar el abuso sobre las mujeres de los musulmanes, argumento similar al de la guerra contra Afganistán. Para quien quiera conocer estos casos y otros más con detalle, que merece la pena hacerlo, están obras como:Imperialismo humanitario (Jean Bricmont), The Politics of Genocide (E. Herman & D. Peterson), La quinta libertad (Noam Chomsky) o Estados Unidos y el respeto a otras culturas y países (de este autor). Como vemos, las justificaciones y motivaciones de las guerras y del colonialismo de hace años o siglos no son tan pasadas, son prácticamente idénticas. Se critica el pasado, pero en el presente se mantiene la misma actitud que en el pasado. Y aquí está el mal de gran parte de la izquierda actual, que sigue justificando la guerra y el colonialismo en el año 2012, después de más de un siglo de falsas justificaciones humanitarias.
Hoy la sociedad asiste prácticamente impasible a la nueva colonización de África y de Oriente Medio. Voy a poner algunos ejemplos que me parecen muy ilustrativos, aunque hay otros muchos más, de como la izquierda de hoy cae en los mismos o peores males del pasado, haciendo suyo el discurso del mundo corporativo, financiero e industrial, que son los que provocan esas guerras y se benefician de ellas, y que son los que están provocando también la tercermundialización del hasta ahora llamado Primer Mundo. Si sigues los consejos de tu enemigo ya deberías saber como va a acabar esto, sería el consejo.
Tampoco vamos a pecar de exceso de ingenuidad y pensar que en este mundo todos están engañados, hay quien tiene por misión esa, crear confusión, y de hecho para eso les pagan. Los ha habido siempre, en la caída de Mossadegh en Irán la compra de periodistas y la emisión de artículos e informes falsos en los periódicos fue algo cotidiano, ahora no es diferente, incluso está bastante más extendido, pero pocos se paran a pensar en ello.
Entre los abundantes ejemplos donde se muestra la incongruencia de la izquierda tenemos este artículo:
Cuando justificar la intervención imperialista es lo equivocado, que apareció en
Liberationnews el 17 de julio de 2012 y que critica lo que escribió Pham Binh del movimiento
Occupy Wall Street Class War Camp, sobre la intervención occidental en África y Oriente Medio, que se titulaba:
Libia y Siria, cuando el antimperialismo está equivocado. En él,este miembro de Occupy, indicaba que es necesaria la intervención porque lo demandan las fuerzas revolucionarias. Sin especificar claro está quienes son esas fuerzas supuestamente revolucionarias, que si se hubiese informado un poquito vería que la poca relación que tienen con el pueblo libio o sirio es con sus sectores más fundamentalistas, y con la especial ayuda de las dictaduras saudí, catarí o jordana, además de estar muy presente Al Qaeda, Turquía y especialmente el poder político y económico occidental, es decir, las grandes corporaciones industriales y financieras; contra quien supuestamente está el movimiento
Occupy, pero aquí les echan un cable, aportándoles una ayuda inestimable y casi impagable
. No se debe de olvidar que entre las élites occidentales destacan por su apoyo militar a los extremistas en Libia o en Siria las de Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel, Francia o España e Italia.1,2,3,4,5,6 Es fácil de comprobar, hay muchas fuentes de información, no lo ocultan ya siquiera los propios agresores, como es el caso de Estados Unidos. Entonces, ¿cómo se puede apoyar a alguien así?, ¿a un ejército de mercenarios sin escrúpulos? Hemos visto el terrible ejemplo de Libia y a algunos no les parece todavía suficiente. Además, en esta visión favorable a una intervención, eufemismo para no llamarlo invasión, se apoya ya descaradamente el colonialismo y el más puro y duro imperialismo. ¿Puede hacer esto una organización de izquierda? Vemos que lo están haciendo y aquí está el mal de la izquierda. Todo el trabajo hecho contra la guerra de Vietnam es tirado ahora por la borda. Suenan los tambores de guerra y todos se ponen en regimiento para servir en el combate a las órdenes del general (las grandes corporaciones).
Hace meses que amplios sectores de la sociedad siria se unieron a la esperanzadora ola cívica que recorre el Magreb y el Machreq bajo la denominación de “primavera árabe”. Sin embargo, la primavera siria se ha tornado en un terrible baño de sangre. Millares de manifestantes pacíficos han sido asesinados por las fuerzas de seguridad del régimen de Bachar Al-Asad, que no ha dudado en recurrir al bombardeo de ciudades y pueblos. Un número aún más elevado de personas han sido detenidas y sistemáticamente torturadas. Los derechos humanos básicos, desde el derecho a la vida al de expresión, están siendo masivamente violados por las autoridades sirias en un país cerrado a la información independiente.Quienes suscribimos esta declaración queremos expresar nuestra condena por estos hechos: no hay justificación posible para esta guerra abierta que el régimen sirio libra impunemente contra su propio pueblo.El régimen sirio miente para justificar la brutal represión de su propia población. Como tantas otras veces, la dictadura de Bashar Al-Asad vuelve a agitar como un espantajo el peligro de la ruptura sectaria o del terrorismo islamista
Bien, decir esto es engañar sobre lo que realmente ocurría y ocurre en Siria en la guerra que ha sido provocada desde el exterior, como lo fueron las de Yugoslavia, Afganistán o Libia, y que se puede ver en la bibliografía adjunta. Siria estaba, y está, siendo invadida por organizaciones de islamistas desde el exterior, amparadas militar y económicamente por las élites occidentales, que están causando el terror en aldeas y ciudades. Esto era conocido ampliamente en Siria y también en el resto del mundo. ¿Por qué ocultar esa realidad? ¿Por qué ocultar que los principales responsables de la violencia eran estos mercenarios financiados, armados y entrenados desde el exterior? ¿Por qué no escuchar las declaraciones de los testigos civiles sirios, de las familias aniquiladas por aquellos fanáticos, de los cristianos perseguidos y de sus templos destruidos? ¿Por qué esta desinformación? ¿Se pretendía con todo ello justificar un ataque militar exterior diciendo que estos horrores no se pueden permitir y hay que acabar con ellos, echando la culpa a quien no los ha originado? La técnica es vieja, se empleó en la Primera Guerra Mundial, mintiendo sobre las supuestas atrocidades de los alemanes a la población belga, se hizo en la Segunda Guerra Mundial, en Afganistán, en Yugoslavia… Es la estrategia de mostrar supuestos horrores e indicar que tú eres responsable si permaneces impasible ante ello o te opones, pidiendo finalmente la intervención militar. Arthur Ponsonby reflejaba muy bien que la primera víctima en una guerra es la verdad, luego vienen las demás:
La falsedad es una reconocida y extremadamente útil arma en tiempos de guerra, y cada país la usa deliberadamente para engañar a su gente, para atraer a los neutrales, y para engañar al enemigo. La gente ignorante e inocente de cada país no es consciente en el momento de que están siendo engañados, y cuando todo ya ha pasado solo aquí o allí se descubren las falsedades y son mostradas. Como todo es ya historia pasada y los efectos deseados ya se han producido, nadie se preocupa por investigar los hechos y mostrar la verdad. Arthur Ponsonby. Falsehood in war time.De: No hay motivos humanitarios en una guerra
Y sigue así el discurso de este comunicado de Rebelión cayendo en las mismas falsas argumentaciones tantas veces mostradas para justificar las guerras:
Sin embargo, sorprendentemente, cuando más solidaridad demandan los hombres y las mujeres de Siria y cuando parece más justificado y necesario hacérsela llegar desde Europa y América Latina, sectores de la izquierda internacional, defensores en sus propios países de proyectos emancipatorios con los que nos identificamos y que apoyamos, abonan argumentos justificativos de la dictadura siria, basándose en teorías conspirativas y estereotipos ideológicos que han dejado de ser válidos. No hay dictaduras “progresistas”, y condenar selectivamente los crímenes de unos gobiernos mientras se silencian los de otros nos lleva a incurrir en el mismo doble rasero que tan justamente denunciamos en nuestros dirigentes.
¿Quiénes son ellos para hablar en nombre del pueblo de Siria, de los sirios? El carácter paternalista y colonialista del texto es alarmante. Además de que el recurso a la teoría conspiratoria muestra su falta de argumentos, no hay conspiraciones, hay enormes intereses económicos que causan estas guerras y utilizan los motivos humanitarios como mero pretexto, así de sencillo y en realidad lo mismo de siempre. Sobre como funciona este mundo de corrupción político-económico, John Perkins, un antiguo «consejero económico» responsable de «convencer» y corromper a los gobiernos del mundo de acuerdo a los intereses de las corporaciones, comenta:
Y de algún modo, nuestro gobierno es invisible gran parte del tiempo, y a uno u otro nivel son las corporaciones las que llevan a cabo las políticas. Y una y otra vez, es la Corporatocracia la que forja las políticas del gobierno y luego las presenta al gobierno, y se convierten en políticas del gobierno. Así hay una relación increíblemente íntima entre ellos. Esto no es ninguna teoría conspiratoria ni nada parecido, esta gente no tiene que juntarse a conspirar para hacer cosas, trabajan todos bajo un supuesto fundamental, y es que deben maximizar los beneficios sin importar el coste social o medioambiental.Confesiones de un gánster económico.
Si algo quiere la gente de Libia, como la de Siria o Egipto, es que occidente deje de avasallarlos y someterlos. Ese es el mal que padecen, no necesitan en absoluto la típica intervención paternalista colonialista que se pide y que ha destrozado y destroza a estos países. De hecho Libia ha vuelto a un colonialismo incluso peor al que tenía hace 50 años. Además en este escrito de Rebelión se acusa a aquellas personas, que con razón y sentido común se oponían a toda esta barbarie «intervencionista» que está sucediendo y sucedía, de condenar selectivamente. ¿Tendrán quienes justifican la actuación occidental la conciencia tranquila por los miles de muertos en Libia?, ¿por la matanza y destrucción de Sirte?, ¿con lo que está pasando en Siria?
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Destrucción de Sirte por la OTAN
Todavía queda esperanza
La violencia en Siria se para en el momento en que se deje de armar y financiar a los extremistas islámicos, que ya han impuesto la ley sharia en un país que antes era tolerante como Libia. Y el gobierno sirio no tendría otra opción que convocar unas elecciones libres, que pueden ser controladas por organismos independientes, como se hizo en Rusia o Venezuela, y como se debería hacer también en Estados Unidos o España, estas dos últimas «democracias» de muy poca calidad, por la que muestran poco interés muchas organizaciones de izquierdas y las organizaciones humanitarias.
Además, ¿por qué esa fijación contra Siria?, que tiene muchas cosas que mejorar, es obvio, pero, ¿por qué no contra Arabia, Emiratos Árabes, Bahréin o Catar?, cuyos registros de respeto por los derechos humanos son mucho peores, recordando que Siria es el único estado secular de la región. ¿Por qué una vara de medir tan diferente? Y, ¿quién es occidente para interferir y quitar y poner gobiernos por el mundo? ¿Qué ejemplo de derechos humanos puede dar EE.UU., Francia o Gran Bretaña? ¿Miramos su historia? ¿Recordamos Vietnam, Corea, El Salvador, Guatemala, Afganistán, Haití, Argelia o Irak, por poner solo unos ejemplos?
Es triste decirlo pero el colonialismo y el racismo siguen muy presentes.
El fanatismo islámico en Oriente Medio y ahora en África lo está extendiendo el imperialismo estadounidense, ellos fueron a por Nasser, a por Mossadegh, a por Qasim, a por Lumumba, ellos son el enemigo de la democracia, los que han evitado y evitan la democracia. ¿A quién quieren engañar?
Es triste ver también que en ese grupo de personas haya gente como Javier Sádaba, o que Gaspar Llamazares se haya dejado arrastrar por este sinsentido cuando en la situación de Libia se mantuvo integro.
Una izquierda que sigue justificando el colonialismo, las guerras y, en definitiva, la mala cara y la brutalidad del capitalismo con falsas excusas y desinformación, difícilmente puede aportar ninguna solución. Lo estamos viendo, la sociedad está bloqueada y esta izquierda tiene una gran responsabilidad en ello. Y la élite económica sabe esto, sabe del bloqueo mental y moral que ha sufrido la izquierda, que tomó valores de esta élite como propios, engañándose a sí misma y engañando a otros muchos más, lo saben y se aprovechan de ello. Están tomando estas medidas, los recortes, no por que sean necesarias, que en modo alguno lo son para la sociedad, sino porque saben que ahora pueden actuar libremente, que pueden eliminar incluso los derechos que tantas luchas costaron, porque no tienen un rival social ni ideológico. Los medios de comunicación, la publicidad de las transnacionales, e incluso el cine, han hecho su función, adormeciendo a una sociedad que ahora aturdida se despierta ante una pesadilla que es real. Los trabajadores se durmieron, la élite económica no.
El reconocimiento de la realidad por parte de Fraser fue acertado [refiriéndose a que el presidente del sindicato más poderoso de EE.UU. declaró en 1978 que los dirigentes de la comunidad empresarial habían elegido la lucha de clases unilateral] aunque tardío. Lo cierto es que los dirigentes empresariales y sus asociados en otros sectores de las élites dominantes estaban constantemente dedicados a una siempre presente guerra de clases, que se convirtió en unilateral, sólo en una dirección, cuando sus víctimas abandonaron tal lucha.Noam Chomsky. Prólogo a Hay Alternativas (Vicenc Navarro et al) (7)
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Notas:
1. Michel Chossudovsky. Syria: NATO next «humanitarian» war?
2. Michel Chossudovsky. Libya and the «arab spring»
3. Tony Cartalucci. Ending Syria´s violence
4 Voltaire Network. Syria
5. Suha Mustafa. Kossayr: así empezó todo. http://www.voltairenet.org/Kossayr-asi-empezo-todo
6. Charlie Skelton. The syrian opposition: who is doing the talking?
(7) Nota: posteriormente a este artículo se escribieron otros sobre el papel de las organizaciones humanitarias, de organizaciones como Democracy Now!, o de personalidades de la izquierda en la guerra colonial y en concreto en la guerra que se desarrolla contra Siria.
Mikel Itulain. El papel de Amnistía Internacional en la guerra contra Siria. Red Voltaire. 12.9.12. Enlace
Mikel Itulain. El mal ejemplo de Democracy Now! y de la izquierda. Enlace
Mikel Itulain. Cuando la izquierda se deja arrastrar por la influencia del poder económico. Enlace