Filtros y colonialismo

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Sara Rosenberg
6 de julio, 2013

El lenguaje es siempre sorprendente. En estos días la prensa occidental acuña la palabra “filtrador” para definir a Snowden. Filtrador, sustantivo masculino, filtro-tamiz-colador, según el diccionario. Hay que separar para esconder mejor, decía el descuartizador. Porque una vez que la palabra se instala de esta manera esconde un hecho clave: Estados Unidos, -las empresas monopólicas que gobiernan Estados Unidos-, espían incluso a sus aliados. O será más justo decir a sus lacayos: los gobiernos de Europa que están recibiendo las migajas del banquete necrófilo imperial (el adjetivo necrófilo puede ser una tautología). Pero hay banquetes de vida como son los inmensos avances sociales y hacia el socialismo en America Latina. Y el imperio ha desatado una ofensiva brutal contra los pueblos soberanos.

No me gustan los espías ni siento especial devoción por los conversos, pero el caso de este joven espía y converso tiene un interés especial porque desnuda la zona oscura del trabajo de control y manipulación tan caro al imperio. Ya sabíamos que espían, pero este nuevo caso aporta más pruebas . Y también aporta algo sobre la zona oscura de la conciencia del ciudadano medio europeo, del ciudadano de eso que se llama “occidente” y a veces “civilizado”, es decir supuestamente partícipe de la vida civil. Sin embargo, esa zona oscura, esa zona creyente que no civilizada, es una estación repetidora de mensajes del amo. Es y padece la enfermedad colonial. Decía el querido Fanon, que el colonizado repite el mensaje colonial, está atravesado por esa ideología y ni siquiera es conciente de que lo está . Y es lo que sucede hoy en Europa .

Millones de muertos lo atestiguan. Muertos en las últimas y actuales guerras coloniales, presentadas como cruzadas democráticas. Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia, Siria y la eterna guerra contra Palestina. Guerras atroces en las que la conciencia del “mundo civilizado” no hizo sino rizar el rizo de los no- pero- si. Voces que se levantaron tardíamente, voces que no consiguieron detener la maquinaria letal de la OTAN, votada en referéndum en España aquel día aciago en que un pueblo decidió ingresar al círculo del crimen para garantizar su pertenencia a la “Europa democrática”. Qué bochorno.

Hay muchas pruebas acumuladas e inolvidables como son el bloqueo criminal e ilegítimo a Cuba, el asesinato del presidente libio, el armamento para los terroristas sirios, los diversos atentados en América Latina, los golpes civico- militares, Guantánamo, etc. etc. La lista criminal es inmensa. Y las pruebas del informático de la CIA, sólo evidencian una vez más el aparato totalitario del sistema capitalista que necesita controlar a sus estaciones repetidoras que son los ciudadanos de occidente en estado crítico. En posible estado de hundimiento del sistema, pero sólo en la medida en que su voluntad política despierte.

Y es preocupante que después del atentado del imperio contra el presidente de Bolivia, las estaciones repetidoras siguen en silencio. No sólo los grandes medios del sistema, que evidentemente cumplen con su función de desinformar, sino y lo que me importa resaltar es cómo la conciencia del ciudadano europeo sigue entrampada en la conciencia colonial, silenciosa o abotargada. Discutiendo detalles absurdos sobre al pureza o impureza de tal o cual proceso de las democracias en tránsito al socialismo, pero no en la calle o en las redes, o donde se pueda, reclamando y exigiendo justicia. Ejercitando su derecho democrático contra la impunidad de sus gobiernos títeres. Reclamando actos concretos contra la impunidad de los gangsters. El silencio es cómplice y esa es la conciencia colonialista que necesita el imperio para seguir siendo impune. Y ahora como nunca es necesario que los pueblos de Estados Unidos y Europa despierten del sueño colonial y de las migajas cada día más escuetas que el imperio lanza a los lacayos que han secuestrado a la democracia en nombre del derecho financiero y militar. Sólo eso: migajas, no vida y menos aún dignidad para vivirla.

No es posible seguir mirando a estas dictaduras del capital como si fueran democracias. Las dictaduras del capital cuentan con la complicidad de una masa de esclavos, con una masa atemorizada por el miedo a perder la condición de esclavos. Los que controlan, permanecen en la sombra para hacer mejores negocios mientras invocan una serie de principios democráticos que nunca respetaron. Las tecnologías contemporáneas sólo varían el modo de espiar, porque el imperio siempre ha controlado, espiado y tergiversado, para garantizar la confusión mental necesaria que sostiene su ilegítima y criminal existencia. Por eso la palabra “filtrador” sólo supone reforzar la impunidad. Ni transparencia ni democracia, saben y consienten ser espiados, y el enojo es sólo retórica, porque la Unión Europea vuelve a tender la mano mendiga al amo, para firmar el Tratado de Libre comercio Trasatlántico y recibir la paga de 119.000 millones de euros por su silencio y complicidad. El caso del filtrador se puede entender como un a paso previo, una prueba de sumisión y de hasta dónde son capaces de llegar en su mafiocracia, antes del desembolso. Así funciona el colonialismo. Así opera el imperio.

Y no es casual que un empleado de Aznar, una figura de la ultraderecha, amiga de la ultraderecha latinoamericana, visitante asiduo del partido golpista venezolano Primero Justicia, miembro de la FAES y promotor de golpes antidemocráticos, el embajador de España en Viena, Carnero, (valga su nombre como redundancia), fuera el que intentó entrar a “requisar” el avión del presidente de Bolivia en el aeropuerto de Viena, violando todos los códigos. El presidente Evo Morales no lo dejó entrar al avión, por supuesto. Tampoco podrán entrar ni torcer el rumbo de nuestra América soberana y antiimperialista..

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