EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO, TTIP Y SUS IMPLICACIONES
La visita a Hannover del terrorista Obama este pasado fin de semana ha tratado de dar un impulso al acuerdo sobre el TTIP, en vísperas del comienzo de la próxima ronda de negociaciones entre ambas delegaciones que están teniendo lugar esta semana en Nueva York. La visita tuvo la réplica en forma de numerosas protestas. Más de 50.000 personas se echaron a la calle para protestar y mostrar su oposición al tratado y activistas de Greenpeace descolgaron una pancarta en la que junto al rostro de Obama se podía leer: Yes, we can stop TTIP (Sí, podemos parar el TTIP). El TTIP contempla la creación de un tribunal para que las compañías puedan demandar a los gobiernos si consideran que sus inversiones se ven perjudicadas por la legislación de cada país. Y la «armonización» (a la baja) de los criterios sobre salud y medio ambiente de productos y servicios nos dejará más desprotegidos como ciudadanos y consumidores frente a las grandes empresas. Las negociaciones sobre el TTIP se llevan a cabo en el más absoluto de los secretos y está prohibido reproducir, fotocopiar, fotografiar un solo renglón de lo que se pretende convertir en tratado. ¿Qué clase de gobernantes hay en la Unión Europea? ¿Por qué hablan de democracia y de transparencia?
El 19 de febrero 2016 las empresas Cosigo Ressources (Kanada)y Tobie Mining and Energy (EEUU) presentaron una denuncia ante un tribunal de arbitraje en Tejas. Para ello, se sirven del tratado de libre comercio por el cual empresas pueden denunciar al estado ante tribunales privados, en caso de que estándares laborales, ambientales o sociales disminuyan sus beneficios. Esa es la normativa que pretenden implantar en Europa.
Se trata, en definitiva de que nadie pueda poner cortapisas a la explotación pura y dura de los recursos por parte de loss grandes grupos empresariales (como la Barry Gold, por ejemplo, que tiene a Aznar en su nómina)
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Muy poca gente conoce qué se esconde tras esas siglas TTIP. Según informa Green Peace, TTIP No suena tan mal. Extraño, quizás. Lo mismo que su hermano menor, el CETA. Si explicamos que son tratados de comercio con EEUU y Canadá, tampoco parece algo negativo. Pero basta rascar un poco para darse cuenta del calado de lo que se esconde tras esas siglas.
Argumentan que estos tratados eliminarán “barreras al comercio” y ayudarán a la “armonización regulatoria”. De nuevo, frases que a priori podrían sonar bien. En la práctica, esta armonía va a caer toda del mismo lado y va a suponer una enorme transferencia de poder desde la ciudadanía hacia las grandes empresas. El TTIP contempla la creación de un tribunal para que las compañías puedan demandar a los gobiernos si consideran que sus inversiones se ven perjudicadas por la legislación de cada país. Y la «armonización» (a la baja) de los criterios sobre salud y medio ambiente de productos y servicios nos dejará más desprotegidos como ciudadanos y consumidores frente a las grandes empresas. Esto ya suena peor, ¿no?
Pese a lo desconocido del tratado, las negociaciones sobre el TTIP comenzaron en 2013 y hasta la fecha se han celebrado 13 rondas negociadoras entre las delegaciones de la UE y EEUU pero el texto de estas negociaciones sigue siendo secreto.
La visita a Hannover del Presidente Obama este pasado fin de semana ha tratado de dar un impulso a este acuerdo, en vísperas del comienzo de la próxima ronda de negociaciones entre ambas delegaciones que están teniendo lugar esta semana en Nueva York. La visita tuvo la réplica en forma de numerosas protestas. Más de 50.000 personas se echaron a la calle para protestar y mostrar su oposición al tratado y activistas de Greenpeace descolgaron una pancarta en la que junto al rostro de Obama se podía leer: Yes, we can stop TTIP (Sí, podemos parar el TTIP).
Porque cada vez más ciudadanos tienen claro que el TTIP les va a afectar y mucho. Y cuanto más se conoce, más crece la oposición a esta negociación secreta y que va a condicionar el futuro de millones de ciudadanos. Desde Greenpeace vamos a seguir diciendo NO al TTIP. Y NO al CETA. Porque no queremos renunciar a nuestros derechos como ciudadanos y consumidores, ni tampoco al medio ambiente. Ayúdanos a parar estos tratados que amenazan el medio ambiente y nuestros derechos como ciudadanos.
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