El plan Wright de división de Libia, publicado en el New York Times el 29 de septiembre de 2013.
Fuente: Red Voltaire | Manlio Dinucci
Iniciada bajo un pretexto humanitario enteramente fabricado, la guerra contra Libia no ha terminado todavía. Después del derrocamiento de la Yamahiriya, de la muerte bajo las bombas de la OTAN de 120 000 libios (según las cifras de la Cruz Roja Internacional) a los que supuestamente había que proteger, después del linchamiento de Muammar el-Kadhafi y del ulterior éxodo de 2 tercios de la populación libia, es evidente que “el trabajo” sólo está comenzando.
La guerra que se extiende por Libia está provocando cada vez más víctimas, y no sólo en tierra sino también en el mar. Se trata de las numerosas personas que, empujadas por la desesperación, tratan de atravesar el Mediterráneo y terminan ahogándose en sus aguas.
«Desde el fondo del mar nos preguntan dónde están nuestros sentimientos humanos», escribe Pier Luigi Bersani.
Bersani tendría que preguntarse primeramente dónde estaban sus propios sentimientos humanos y además su propio concepto de la ética y de la política el 18 de marzo de 2011, cuando, en vísperas de la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Libia, él mismo, desde su posición de secretario del PD (Partito democratico), gritaba «¡Enhorabuena!» afirmando que «el Artículo 11 de la Constitución (italiana) repudia la guerra, no el uso de la fuerza por razones justas».
Enrico Letta, quien –como Bersani– lanza hoy un llamado al sentimiento humanitario, debería acordarse del 25 de marzo de 2011, cuando, como vicesecretario del PD, declaraba: «guerreristas son quienes están en contra de la intervención internacional en Libia y no nosotros que somos constructores de la paz».
Esta «izquierda» disimulaba las verdaderas razones –económicas, políticas y estratégicas– de la guerra al afirmar, el 22 de marzo de 2011, por boca de Massimo d’Alema (ya todo un experto en «guerra humanitaria» en Yugoslavia) que «en Libia ya existía la guerra, emprendida por Kadhafi en contra del pueblo insurgente, una masacre que había que detener».
Siguiendo fundamentalmente esa misma línea, el 24 de febrero de 2011 –día del inicio de la guerra–, el secretario del PRC (Partito della rifondazione comunista) Paolo Ferrero acusaba a Berlusconi de haber demorado «días en condenar la violencia de Kadhafi» y afirmaba que había que «desmantelar lo más rápidamente posible el régimen libio».
Ese mismo día, jóvenes «comunistas» del PRC, junto a «demócratas» del PD, tomaban por asalto la embajada de Trípoli en Roma, quemaban la bandera de la Yamahiriya libia e izaban la del rey Idris, la misma que hoy ondea sobre la ciudad libia de Sirta ocupada por los yihadista, como pudimos ver hace 3 días en el noticiario del primer canal de Italia.
Esta «izquierda» se iba incluso por delante de la derecha en cuanto a empujar hacia la guerra al gobierno de Berlusconi, inicialmente reacio –por razones de interés– pero que inmediatamente después pisoteó cínicamente el Tratado de No Agresión y participó en el ataque permitiendo el uso de las bases y de las fuerzas aeronavales de Italia.
En 7 meses la aviación de Estados Unidos y la OTAN efectuó 10 000 misiones de ataque, utilizando más de 40 000 bombas y misiles contra los libios mientras que se infiltraban en Libia unidades de fuerzas especiales, que incluían miles de comandos qataríes. Simultáneamente se proporcionaba financiamiento y armas a grupos islamistas anteriormente definidos como terroristas. No está de más recordar que entre esos grupos se hallaban los que más tarde, después de ser enviados a Siria para derrocar el gobierno de Damasco, fundaron el actual Emirato Islámico e invadieron Irak. Así se provocó la desintegración del Estado libio y también el éxodo –y por consiguiente la hecatombe que actualmente ocurre en el Mediterráneo– de los inmigrantes africanos que habían encontrado trabajo en Libia.
También se propició así la guerra interna entre sectores tribales y religiosos que ahora luchan en Libia por el control de los campos petrolíferos y de las ciudades costeras, hoy principalmente en manos de los grupos vinculados al Emirato Islámico.
Y ahora, después de reiterar nuevamente que «abatir a Kadhafi era una causa sacrosanta», el ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Matteo Renzi, Paolo Gentiloni, toca la alarma porque «Italia está amenazada por la situación en Libia, a sólo 200 millas». Gentiloni anuncia por lo tanto que se dirigirá al parlamento sobre la posible participación italiana en una intervención militar internacional «enmarcada por la ONU». En otras palabras, nos anuncia una segunda guerra en Libia presentándola como una misión de «preservación de la paz», tal y como Obama le había pedido en junio de 2013 al entonces primer ministro Letta, con el respaldo de la ministra de Defensa italiana Pinotti y la aprobación de Berlusconi.
Así que otra vez estamos en la encrucijada.
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Libia pide a la ONU para levantar el embargo de armas para enfrentar ISIL
Leonor Massanet Arbona
Ministro de Relaciones Exteriores dice que la comunidad internacional tiene una «responsabilidad legal y moral» para apoyar a su gobierno (el gobierno de coalición de Tubruk).
Ministro de Relaciones Exteriores de Libia ha pedido a las Naciones Unidas para poner fin a un embargo sobre la venta de armas al gobierno internacionalmente reconocido del país y ayudar a mantener a su ejército, ya que se enfrenta el Estado Islámico de Irak y el grupo Levant (ISIL).
Mohammed al-Dairi dijo al Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York el miércoles que la ONU «a hombros una responsabilidad legal» para ayudar en la reconstrucción del ejército de Libia.
«Libia necesita una postura decisiva de la comunidad internacional para ayudar a construir la capacidad de nuestro ejército nacional y esto vendría a través de un levantamiento del embargo de armas por lo que nuestro ejército puede recibir pertrechos y armas a fin de hacer frente a este terrorismo rampante» Dairi dijo el consejo.
«Si no somos capaces de tener brazos para defendernos, sólo puede caer en manos de los extremistas», dijo.
La ONU impuso un embargo de armas a Libia en 2011 para proteger a los civiles de largo tiempo líder Muamar el Gadafi y sus fuerzas armadas (basándose en falsedades).
El gobierno libio ya se permite la importación de armas y material conexo con la aprobación de un comité del Consejo de Seguridad que supervisa el embargo.
Apelación de Dairi llegó luego de que combatientes prometiendo lealtad a ISIL a conocer un video el domingo que pretende mostrar la decapitación de 21 cristianos egipcios.
Egipto lanzó ataques aéreos en Libia el lunes el día siguiente.
Dairi dijo que Libia estaba buscando «apoyo para combatir el terrorismo» y «no está llamando a la intervención internacional».
«La situación en mi país está amenazando a los países vecinos de África y Europa», añadió.
Reporte de la ONU, dijo que la idea de enviar armas a Libia sería un non-starter para muchos países.
«Muchos en la mesa del Consejo de Seguridad están diciendo que primero tiene que lidiar con el problema de Libia tener dos gobiernos rivales», dijo. «Y obtener conversaciones va a crear un gobierno de unidad nacional».
Libia está inundada de armas, con las tres principales ciudades del país – Trípoli, Bengasi y Misrata – en gran parte controlados por las milicias que se oponen al gobierno respaldado por la ONU con sede en la ciudad de Tobruk.
Ministro de Relaciones Exteriores egipcio Sameh Shoukry respaldado la convocatoria de que el embargo sea levantado, diciendo que la comunidad internacional tiene la «responsabilidad de ayudar a Libia a enfrentarse a su crisis».
Shoukry pidió a la ONU para levantar el embargo sobre el gobierno de Libia para adquirir armas, a tomar medidas concretas para detener las entidades no gubernamentales, como las milicias, en la adquisición de armas y armas; y permitir que otros estados para ayudar a Libia enfrentar las amenazas que enfrenta. (Obviamente no se comentó que las armas para los extremistas están llegando en aviones USA)
Egipto lleva a cabo ataques aéreos contra lo que afirmaban eran campos de ISIL, sitios de entrenamiento y áreas de almacenamiento de armas en el noreste de Libia el lunes (En la ciudad de Derna que es un centro de extremistas desde el 2011).
Según informes, al menos siete civiles murieron en los ataques – algo que el presidente egipcio, Abdel Fattah el-Sisi ha negado desde entonces.
El enviado especial de la ONU a Libia, Bernardino León, dijo que ISIL sólo puede ser derrotado con un gobierno de Libia unida en el lugar que tiene un fuerte apoyo internacional. **** (Bernardino es una Hermandad Musulmana y quiere sentarse con los terroristas que mantienen REHENES la capital, Trípoli, que está fuera de su mente.)
La ONU está mediando entre las facciones rivales para conseguir que forjar un gobierno de unidad y fin a las hostilidades. (las facciones rivales son los diferentes grupos llamados extremistas mientras que no apoya a los libios)
(Recordemos que Bernardino León era el segundo de Zapatero en el 2011 cuando España participó en la invasión a Libia y ahora simula defender a los libios frente a la ONU)
http://linkis.com/libyaagainstsuperpowermedia.org/DeoDQ
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