Por: Yusuf Fernandez
Mientras la crisis diplomática entre EEUU y Rusia se agrava, el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor de EEUU dijo recientemente que el Ejército norteamericano estaba desempolvando planes de guerra de la época de la Guerra Fría “por si llegaba el caso”.
“Estamos revisando, dentro de nuestros propios modelos de preparación, cosas que no habíamos tenido que mirar durante 20 años en relación a bases, líneas de comunicación y rutas marítimas”, dijo el general Martin Dempsey, en el Foro de Seguridad de Aspen el pasado 24 de Julio.
Dempsey reveló que el Ejército norteamericano estaba manteniendo “conversaciones con nuestros aliados de la OTAN para incrementar nuestra capacidad y preparación” y que se estaba produciendo también un debate sobre “cómo era la mejor forma de proporcionar apoyo a Ucrania”. Además, afirmó que “las acciones Rusia en el Este de Ucrania” significaban “un cambio en las relaciones entre EEUU y Rusia”.
Los comentarios de Dempsey se produjeron pocas horas después de que responsables norteamericanos acusaran a Rusia de disparar salvas de artillería contra el Este de Ucrania desde su territorio, una alegación que llevó a un responsable del Pentágono a hablar de una “clara escalada” del conflicto. Sin embargo, al ser preguntados sobre las evidencias de estas alegaciones, los responsables norteamericanos, incluyendo la portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, tuvieron que admitir que carecían de prueba alguna o incluso se remitieron a las redes sociales.
EEUU ha acusado también, pese a disponer de evidencias que implican a tropas ucranianas en el derribo del Boeing-777 de la compañía Malaysian Airlines, a las milicias pro-rusas de estar detrás de este incidente. Esto ha provocado una escalada de acusaciones contra Rusia en Washington y otras capitales de la OTAN.
Algunos senadores estadounidenses han presentado ahora una propuesta para convertir a Ucrania, Georgia y Moldavia en “aliados privilegiados” de EEUU sin entrar a formar parte de la OTAN, un estatus del que disfrutan en la actualidad unos 15 países. El principal promotor de esta iniciativa, que está pendiente de un voto en el Senado y la Cámara de Representes, es un senador del Partido Republicano, Bob Corker. Ucrania, por su propia legislación que preconiza la neutralidad, no puede entrar a formar parte de la OTAN, pero está ahora vinculada con la Alianza a través de la Comisión OTAN-Ucrania.
La propuesta busca reforzar el GUAM, una organización formada por cuatro estados considerados pro-occidentales (Georgia, Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia) y dirigida a reforzar sus vínculos económicos o a contrarrestar otras alianzas pro-rusas en la región como la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Corker cree que la adhesión de Polonia y Lituania, dos miembros de la OTAN que se han destacado por su hostilidad hacia Rusia, a dicha organización serviría para reforzar su carácter militar y sus vínculos con la Alianza Atlántica. El senador considera que esto ayudaría a “prevenir una agresión rusa contra Ucrania y otros estados soberanos de Europa y Eurasia”.
En base al estatus de aliados privilegiados de EEUU estos países podrían recibir ayuda financiera, técnica y organizativa para reforzar sus ejércitos. De este modo, el gobierno ucraniano podría pedir a Washington armas antitanque, antiaéreas, equipos, municiones y sistemas de comunicaciones, así como asesores militares.
El 31 de Julio, Rusia decidió romper su acuerdo de libre comercio con Georgia después de que el 27 de ese mes, este país, junto con Ucrania y Moldavia, firmara un acuerdo de asociación con la Unión Europea. Moscú alegó que esta medida era necesaria para proteger su economía. Por su parte, el jefe del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, afirmó que los documentos firmados eran “el proyecto más ambicioso de cooperación de la UE con terceros países”.
En principio, no parecería probable que los georgianos, que repudian ahora la política anti-rusa del ex presidente Mijail Saakashvili, que lanzó y perdió una guerra contra Rusia en el verano de 2008, se vean tentados a participar en una alianza militar contra Moscú. Moldavia, donde la región pro-rusa de Transnistria, autodeclarada independiente, busca la adhesión a Rusia, tiene también sus propios problemas. No obstante, hay que tener en cuenta que los acuerdos con la UE conllevarán una cooperación en el terreno de seguridad y policial que podrían acabar teniendo efectos en la esfera militar y situar a estos estados en la órbita de la OTAN incluso aunque no sean miembros formales de la Alianza.
El caso de Azerbaiyán, vecino de Rusia e Irán, es más ambiguo. El país ha estrechado sus relaciones con Rusia en los últimos años y es muy poco probable que acceda a participar en una alianza contra Moscú. Esto podría ser una causa de lo que algunos medios rusos han calificado de intentos norteamericanos para desestabilizar al gobierno azerí a través de diversas ONGs financiadas por EEUU en su suelo.
Lo que es más seguro, por el momento, es la alianza entre el gobierno ucraniano y los dos miembros de la OTAN mencionados, Polonia y Lituania. Estos tres países han anunciado ya la creación de un grupo militar conjunto “UkrPolLit”, que ha sido visto como una nueva coalición militar anti-rusa.
La OTAN ha reforzado sus patrullas aéreas en los Países Bálticos, Polonia y Rumania y ha enviado barcos al Mar Báltico y el Mar Negro. La Alianza ha incrementado también su presencia militar en los estados del Este de Europa y expandido sus maniobras y ejercicios y reforzado sus sistemas de alerta temprana y vigilancia en la región. Con respecto al envío de asistencia militar directa, la Administración Obama ha ignorado de momento las peticiones de ayuda militar de Ucrania, a pesar del apoyo a las mismas del Comité de Asuntos Armados del Senado de EEUU y su presidente, el demócrata Carl Levin. Sin embargo, Washington sí ha enviado “ayuda no letal”, como raciones, medicinas, cascos y otra ayuda a las fuerzas armadas ucranianas.
En todo caso, la política de cerco militar a un país que constituye una de las dos mayores potencias nucleares del planeta podría revelarse como un error peligroso y supone la ruptura de una norma básica de la seguridad europea, reconocida en su día por los aliados occidentales a la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial: el no tener a su alrededor a estados hostiles. Esto suponía un hecho de fundamental importancia para Moscú después de la invasión nazi contra la Unión Soviética que causó la muerte a unos 26 millones de ciudadanos soviéticos y una amplia destrucción de la parte europea del país.
Sin embargo, la actual estrategia de EEUU, que viola una promesa realizada en su día al ex dirigente soviético Mijail Gorbachov de no expandir la OTAN hacia el Este, se aparta de aquel principio y busca reforzar el control estadounidense y occidental en una parte de la antigua esfera soviética. No obstante, tal estrategia reviste, en realidad, un carácter de provocación y de ficción más que de ayuda militar efectiva. Recientemente, el propio Levin tuvo que reconocer que si Rusia tuviera realmente la intención de invadir Ucrania u otros estados vecinos nada podría hacer EEUU para impedirlo.
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