Las corporaciones marcan las directrices a seguir: políticas, económicas e incluso militares. Lo expresan a través de sus think tanks, como el Council on Foreign Relations o Brookings, de los medios de comunicación, de las ONGs y de las organizaciones apodadas como humanitarias.
En la imagen el entramado corporativo detrás de la NED.
Fuente
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Si recuerdan, la invasión militar de Irak por parte del ejército de los Estados Unidos y sus aliados en el año 2003 no despertó muchas simpatías. Era una agresión demasiado abierta, seguramente demasiado descarada, y cosas de este tipo no gustan aquí ni en ningún otro lado. Esto hizo reflexionar al poder económico, que es quien realmente decide si hay guerra o no. Esta reflexión condujo a adoptar una postura más oculta, sin dejar de hacer la guerra, pero de forma que no sea el ejército quien intervenga de forma tan visible y directa, utilizando, en cambio, estrategias de desgaste, de difamación, de utilización fraudulenta de los derechos humanos en contra del gobierno o país que se quiera atacar, de modo que la población occidental, incluida la izquierda, finalmente colaborase, dando su apoyo y bloqueando a los movimientos que se oponen a la guerra. Además, los ejércitos que se utilizan en estas nuevas guerras emprendidas, guerras no «convencionales», guerras «blandas», son mercenarios contratados, principalmente extremistas islámicos. De este modo se consigue un doble provecho: no hay bajas en las propias filas, ya que no van reclutas o soldados del país, y se une a ello que estos mercenarios están vinculados a organizaciones consideradas terroristas, por lo que si las cosas se tuercen, puede ser tal circunstancia utilizada como una excusa para intervenir directamente con el propio ejército, alegando que hay que combatir el terrorismo. Terrorismo, dicho sea de paso, que se ha creado y curiosamente y supuestamente se quiere erradicar. Algo completamente contradictorio y completamente falso, pero en sociedades como las occidentales con una desinformación tan acusada en temas políticos todo es posible.
Esta apoda como «guerra no convencional» o «guerra blanda» no es algo nada nuevo, siempre se ha llevado a cabo por parte de los imperios. Utilizándola según el objetivo a perseguir y especialmente también según el grado de formación política y de sensibilidad democrática y humana de la propia población, que es finalmente quien aceptará o no que todo esto se pueda dar. Pues, recordemos, no es posible continuar una guerra con una mayoría de la población en contra, o se la convence o finalmente hay que parar antes de que sea demasiado tarde para quienes están dirigiendo esa sociedad.
Si vamos, por ejemplo, al Manual de Entrenamiento de Guerra No Convencional de las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos, 1 podemos ver un esquema de cómo se procede para llevar a cabo este tipo de guerras.
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Así, normalmente se aprovecha algún tipo de descontento en el propio país o en el propio gobierno objetivos, por ejemplo, en el caso de Venezuela tras la llegada de Hugo Chávez el de la oligarquía venezolana que había vivido en el privilegio dirigiendo el país según su provecho y capricho, y en el caso de Libia aprovechando la venalidad de algunos dirigentes que se dejan sobornar y el de organizaciones o grupos vinculados al fundamentalismo islámico que también se venden a los intereses de las corporaciones extranjeras, al prometerles poder y jugosos beneficios si colaboran en el derrocamiento del gobierno y el sometimiento del país a los intereses económicos extranjeros.
Como en el mismo manual y esquema mencionados se indica, se crea una atmósfera de descontento con el uso de la propaganda, para ello se utilizan medios políticos, económicos o psicológicos para desacreditar al gobierno. Este efecto de crear esta atmósfera artificial, normalmente no se da en el país que se ataca, ya que la población allí es consciente y sabe lo que ocurre. De hecho no se ha conseguido en Venezuela, como tampoco se consiguió en Libia o ahora en Siria. En todos los casos el apoyo a sus gobiernos era mayoritario por parte de la población. La propaganda tendrá efecto en aquellos lugares donde se desconozca la realidad social, política y económica de ese país, como es el caso de los países occidentales, que no saben realmente lo que allí sucede. Aquí, en el mundo occidental, es fácil inventarse e incluso invertir la realidad, hasta tal punto que muestras o manifestaciones de apoyo a un gobierno o un presidente pueden hacerse pasar por lo contrario, sin que apenas los habitantes occidentales, tan ignorantes, lo noten. Vean los siguientes ejemplos:
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Falsificación del diario madrileño ABC, en la que indica: Manifestación contra el gobierno sirio. ABC. 22.06.2011. 2
Aunque en realidad es a favor de él, se aprecian muchas fotos de Bashar al Assad, el presidente de Siria, además de las dos estrellas verdes de la bandera oficial siria, así como el color rojo de su banda superior; la de los llamados «rebeldes», la antigua bandera colonial, tiene tres estrellas rojas y el color de su banda superior es verde.
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Foto de Europa Press, publicada en varios medios. Ej., Público: 1.8.2011. 3 Indicando que: “Ciudadanos sirios salen a la calle para protestar sobre el Gobierno”, pero la manifestación es a favor de Assad.
Tomada de LibreXpresion.org, donde se ha iluminado la cara del presidente Assad para que se vea más claramente todavía la manipulación.
De manipulaciones tan burdas e incluso peores tienen muchos más ejemplos, tantos que necesistaríamos varios volúmenes de una enciclopedia. Lo triste es que los ciudadanos occidentales se tragan este tipo de falsificaciones y embustes sin el menor rubor, lo que habla por cierto muy mal de su nivel intelectual y cultural. Vean algunos más:
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La realidad siria, como la de Libia o la de Venezuela, era y es prácticamente la opuesta a la contada por los medios de propaganda del poder económico occidental, que quiere llevar el ataque a estos países o gobiernos porque no son sumisos y no siguen sus dictados. Es decir, no se someten estos estados a los intereses de las corporaciones occidentales. Tenemos en los tres casos manifestaciones de apoyo al gobierno masivas, todavía más masivas y sin apenas oposición real en Siria y Libia, debido a la popularidad de sus líderes y a que ambos países han sufrido un ataque militar exterior brutal. Vean muestras del enorme apoyo al presidente sirio, Bashar al Assad:
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Manifestación de apoyo en Damasco en oct. 2011
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Manifestación de apoyo en Aleppo. oct. 2011
Enlace
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La propaganda para engañar a la población occidental se lleva a cabo utilizando una campaña enorme de desinformación y de presión psicológica, de modo que las personas no sean capaces de analizar con rigor y serenidad lo que sucede en aquel país o lo que hace en concreto aquel gobierno. La presión psicológica se lleva a cabo demonizando al líder o al gobierno, acusándole de crímenes horribles y mostrándolo como un dictador sanguinario. Les recomiendo este enlace para comprender que base tan poco sólida tiene esta acusación de demonización y, sin embargo, que efectos tan terribles conlleva:
La demonización de un líder o de un gobierno. Vean, además, dos ejemplos concretos, uno con el que fuera el líder libio Muamar Gadafi y el otro con el presidente sirio:
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Portada del diario Público el 22 de febrero de 2011
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¿Quién está entonces realmente empapado de sangre: el presidente Bashar al Assad o el poder económico occidental con sus medios de comunicación y sus organizaciones de «derechos humanos»?
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Tal propaganda la llevan a cabo quienes son los portavoces directos del poder económico, los medios de comunicación corporativos. Estos tienen una responsabilidad enorme en la violencia que se ha extendido por gran parte del planeta, porque ellos con sus engaños, mentiras y ocultaciones han hecho posible que lo que no son otra cosa que bárbaras y despiadadas guerras de agresión sean vistas como intervenciones para defender la libertad o ya, en el colmo de la hipocresía, como «intervenciones humanitarias». Es muy aconsejable que analicen con rigor y detenimiento el siguiente enlace sobre la actuación de los medios de comunicación, que están tan alejados del periodismo y también de la ética:
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Pero, como hemos señalado en el párrafo anterior, se aduce a una «intervención humanitaria» y aquí aparecen otro tipo de organizaciones que son expertas no en la defensa sincera y honesta de los derechos humanos, sino en la utilización de los derechos humanos con otros fines, en concreto y principalmente en fines políticos y económicos. Estamos hablando, claro está, de las apodadas como organizaciones humanitarias. La más conocida de ellas es Amnistía Internacional. Estas organizaciones reciben financiación, publicidad y apoyo de todo tipo del mundo corporativo, del poder económico.
La financiación de Amnistía no es mostrada de forma clara, tiene estructuras de cobertura para tratar de ocultarlo. Hay que ir a una organización como Amnesty International Limited para ver cómo recibe dinero de las corporaciones (ej. Open Society del criminal financiero Soros) o de gobiernos, como el británico, o de la propia Comisión Europea. Esta, la Comisión Europea, forma parte de la Troika (junto al Banco Central Europeo y el FMI), que están destruyendo con las corporaciones la democracia y el nivel de vida en Europa, y curiosamente financian a Amnistía, lo que nos dice muchas cosas. Se puede ver quienes la financian en este archivo del enlace en la página 8/45:Amnesty funding «The Directors are pleased to acknowledge the support of the John D. and Catherine T. MacArthur Foundation, the Oak Foundation, Open Society Georgia Foundation, the Vanguard Charitable Endowment Programme, Mauro Tunes and American Jewish World Service. The UK Department for International Development(Governance and Transparency Fund) continued to fund a four year human rights education project in Africa. The European Commission (EuropeAid) generously awarded a multi-year grant towards Amnesty International’s human rights education work in Europe.»
Enlace: Amnistía Internacional
La ventaja de la utilización de este tipo de organizaciones por parte del poder económico es que gozan de prestigio social gracias a las campañas de propaganda que se han hecho durante años y a que se muestran como imparciales política y económicamente. Por este motivo son tan útiles como también son especialmente peligrosas. Verán que los medios de comunicación echan mano de ellas para ganar credibilidad en sus campañas propagandísticas, especialmente las difamatorias y acusatorias contra los líderes o gobiernos demonizados. En el siguiente ejemplo vemos como Human Rights Watch, otra organización «humanitaria», falsifica unos informes y estos son presentados como aval de cara al público para desacreditar al Gobierno sirio por un medio de comunicación, en este caso El País.
La estrategia ya es habitual y antigua, las organizaciones humanitarias preparan informaciones no contrastadas o sencillamente fabuladas a propósito y los medios de comunicación hacen de caja de resonancia mostrando que si una organización humanitaria lo dice debe de tener credibilidad y veracidad, la población occidental se lo cree todo y después viene la guerra de agresión.Esto hizo el diario español El País el 10 de septiembre, un medio que claramente apoya a los «rebeldes» vinculados a Al Qaeda y la guerra de agresión colonial contra Siria. Ver este enlace: El periodismo al servicio del dinero. Esto decían:
«HRW acusa a El Asad de estar detrás del ataque químico en Damasco».«Es la primera organización no afiliada a ningún bando que afirma la responsabilidad del régimen sirio en el uso del gas tóxico».
Casos similares, utilizando también información falsificada y fraudulenta, se hicieron también con Libia
Y cita [El País] a organizaciones de derechos humanos como fuentes de la veracidad de la supuesta matanza contra los civiles:
Las organizaciones de derechos humanos Human Rights Watch y Amnistía Internacional están actuando de portavoz de lo que ocurre en el país, bajo un régimen dictatorial desde hace 42 años. HRW maneja la única cifra con cierta vitola de oficialidad: 233 muertos y un millar de heridos. Pero la cifra podría ser más alta. Fuentes de un hospital de Bengasi han asegurado a Reuters que, sólo en ese centro sanitario, son más de 300 los fallecidos y la FIDH ha dicho que la cifra de muertos se sitúa entre los 300 y los 400.
Como ven, se trata de organizaciones y medios diferentes, pero con un fin común. Fin que nada tiene que ver ni con el periodismo ni con los derechos humanos.
Además de estas organizaciones «humanitarias», que son habitualmente ONGs, hay un entramado mucho mayor de otras ONGs cuyo fin es infiltrarse, socavar el prestigio y la imagen del gobierno, poner a la población en contra, desestabilizar, etc, etc. En mi blog tienen un ejemplo de parte de este entramado de ONGs en el caso de Venezuela, lo tienen en el lateral derecho y se titula: Venezuela: riesgos para su democracia, las corporaciones y las ONGs, pueden descargarlo y consultar como operan estas con el fin de minar la soberanía de un país con el propósito de someterlo a un poder externo, que es el que las dirige y les marca los objetivos. Se trata de un claro ejemplo de injerencia externa en los asuntos internos de un país, en perjuicio de este y en beneficio de alguien externo. Como en el caso de las organizaciones humanitarias mencionadas aquí, también se apoyan en su supuesta imparcialidad y en que su único interés es, además de los derechos humanos, aspectos como la democracia, el medioambiente, la defensa de tal etnia o cualquier otro tipo de excusa que manipulada pueda dar algún provecho. Como en el caso anterior el fin es otro y aquí tampoco se piensa realmente en la democracia, en el medioambiente o en tal cultura, lengua o etnia, sino, como antes también, en cómo utilizar estos para dañar la imagen del gobierno de ese país.
Y para completar el cuadro de la manipulación entre los medios de comunicación, las organizaciones humanitarias y las ONGs entra en acción la izquierda política. La izquierda, buena parte de ella aunque no toda, la que está menos preparada en política e historia apoya de forma instintiva y no racional todo lo que suene a rebelión, revolución o insurgencia, sin pararse a pensar que precisamente los movimientos más reaccionarios y criminales de la historia han procedido de esa forma, mediante revoluciones, rebeliones y siendo insurgentes y rebeldes. Ahí tienen el caso del fascismo, en Italia, Alemania o en la misma España, aquí, si recuerdan, se les apodó como «rebeldes». Esta izquierda, aunque no tiene gran influencia social fuera de su ámbito, sí es clave para bloquear a aquellos movimientos de la izquierda que por sentido común y razón se oponen a lo que no son otra cosa que agresiones imperiales y guerras coloniales. De este modo dan una legitimidad clave a estas guerras de agresión, que lo que persiguen realmente, recordémoslo, es minar la soberanía de estados que se mantienen independientes respecto al poder económico extranjero. Si la izquierda y los intelectuales y medios alternativos de la izquierda apoyan estas intervenciones «humanitarias», ¿cómo no van a ser ciertas? Es evidente que no lo son, los hechos ahí están, pero no importa, una vez ganada cierta «legitimidad» social gracias a la izquierda, se procede al ataque militar sin reparos, como se hizo en Yugoslavia y también en Libia.
¿Por qué hace esto la izquierda? Bien, hay diferentes motivos. Uno importante, y que no vamos a pasarlo por alto, es el de aquellos líderes de la izquierda que trabajan realmente en beneficio de otros sectores sociales y no en los que dicen defender. Siempre el poder económico ha infiltrado y sobornado a los líderes de izquierda, no sean tan ingenuos para pensar que esto no ocurre ahora, de hecho ocurre ahora más que nunca. Otros motivos pueden ser, por ejemplo, la ignorancia o la debilidad en las posiciones de uno mismo, la falta de valor o de confianza, entre otras cosas porque la misma izquierda se ha negado a ver la realidad social, incluso de su propio país, abandonando cualquier ideología congruente, como la marxista-leninista, y abrazando curiosamente la de sus enemigos, la de los grandes propietarios. Buena parte de las personas que constituyen la izquierda apenas siguen unos lemas y unas consignas muy simples, que en realidad, por su ambigüedad, pueden servir para todo, añadido a esto suelen carecer de formación e información política e histórica, lo que los hace muy vulnerables a la manipulación y al engaño. En este río revuelto suele ser fácil la pesca para los pescadores de las corporaciones. Para un análisis más detallado de la terrible actuación que ha tenido y está teniendo la izquierda en el apoyo a estas despiadadas guerras coloniales que se están dando hoy mismo les dejo el siguiente enlace, donde encontrarán abundante información que podrán analizar y contrastar:
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Una vez creada toda esta atmósfera de tensión, de demonización y de desprestigio hacia el gobierno o líder objetivo, si este no cae mediante esta presión artificialmente creada, entonces se recurre al uso de la violencia militar. Aquí, habitualmente, se arman organizaciones mercenarias que cometerán todo tipo de actos vandálicos y de terrorismo, con el propósito de dañar la estructura social y económica del país y, al mismo tiempo, de acusar al propio gobierno de cometer esos actos o de callar ante ellos y solo mostrar la respuesta legítima de este ante semejante agresión. En el caso de lo que ocurría Libia lo expresaba hasta un rival de Muamar Gadafi, el presidente de Uganda Yoweri Museveni:
Cuando los alborotadores están atacando las comisarías de policía y las instalaciones del ejército con el objetivo de tomar el poder, entonces no son ya manifestantes; son insurreccionistas. Tendrán que ser tratados como tales. Un gobierno responsable tendría que hacer un uso razonable de la fuerza para neutralizarlos. 4
La realidad en Libia era clara, aunque esto no se supo en occidente:
La realidad muestra que los «manifestantes» eran en realidad insurgentes fuertemente armados que arrasaron secciones enteras de las paredes de hormigón armado de una base militar de Bengasi, y después se hicieron con el control de artillería pesada y de vehículos blindados antes de apoyar a los rebeldes armados en las ciudades y pueblos cercanos. 5
En Siria el ataque militar por parte de los escuadrones y batallones de mercenarios prácticamente se repitió, en realidad muchos de los actores, macabros, en el norte de África se desplazarían posteriormente a Oriente Medio. Para entender cómo se desarrollo esta insurgencia promovida desde el exterior dejo a su disposición estos enlaces aclaratorios:
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Lo que hacían los «insurgentes», «revolucionarios», «luchadores por la libertad» o «rebeldes» en aquellos países era muy pero muy diferente a la narrativa inventada y fabulada por los medios de comunicación, las organizaciones humanitarias y la propia izquierda. Ellos mismos lo cuentan, veamos el caso de Siria:
No hubo tales manifestaciones populares y pacíficas:
Había aquellos que seguían presionando a otros para salir a la calle, pero la respuesta era que la gente quería ir a su trabajo diario para ganarse la vida. Les dijeron que cada uno conseguiría 500 libras sirias tomando la calle.
«Jamal Ramadan», un sastre, solía venir a «al-Abada» y ofrecer a aquellos parados y saqueadores 500 libras sirias por salir a las calles, el viernes, después de realizar las oraciones. Así, solían salir a las calles y asaltar aquellas tiendas cerca de la mezquita, además de romper los cristales de los coches que aparcaban en las cercanías.
«Jamal » recibió fuera de la ciudad emires de fuera de Siria, como los dos emires saudíes: «Abu al-Amir» y «Abu al-Walid», además del emir de Jordania «Abu Abdullah» . Nos dijeron que debíamos tomar las armas contra el Estado. Nos suministraron a los presentes, 10, 20 o 30, con armas y empezaron a adiestrarnos como usar las armas.
Imad Khaiti y Amar Ward Esham solían darnos órdenes, pues ambos estaban al mando de las manifestaciones. Solían informarnos, por ejemplo, que deberíamos reunirnos a la hora de los rezos de la tarde en la gran mezquita.
Entre nosotros había alguno que elaboraba piezas de hierro en forma de estrella, que eran usadas para echarlas a lo largo de las carreteras para que cuando los vehículos de las fuerzas de seguridad apareciesen en el lugar los neumáticos serían rajados por estas piezas de hierro. Lo que se traducía en una parada total en su marcha. Además, los financiadores nos suministraban explosivos con los cuales atacábamos a las fuerzas de seguridad. Así explotarían y serían golpeados y heridos por la metralla.
Solíamos prender fuego a neumáticos a la noche, a contenedores de basura vacíos, además de tirar piedras y grandes trozos de hormigón en medio de las calles. Movimos la parada de autobuses cerca de «al-Baladiya» y la tiramos en medio de la calle, pues no había fuerzas de seguridad en aquel momento. Nuestro único propósito era solo destruir.
(De: Escuchando a los rebeldes en Siria)
El uso de armas de fuego por parte de los «manifestantes» fue también desde el comienzo
Solíamos ponernos ropas civiles, esconder nuestras armas debajo de nuestra ropa y tomar parte en las manifestaciones. Solíamos disparar a las fuerzas de seguridad en el momento en que aparecían. Muchos civiles que no tenían nada que ver con ello eran muertos. Solíamos pedir a la gente que no se retirase ni se asustase durante los choques con las fuerzas de seguridad y nosotros solíamos dispararles a ellos también, pero ellos no nos escuchaban.
Los vehículos de las fuerzas de seguridad solían pasar junto a los manifestantes sin incluso molestarlos. Pero los manifestantes solían disparar deliberadamente al vehículo. Tendían a entrar en conflicto con las fuerzas de seguridad, así iría a peor.
«Abu Iskandar» me dijo que una manifestación se dirigiría al pueblo de «al-Nashabiya», dándome un rifle de corredera y ordenándome esconderme, disparar a los manifestantes y más tarde acusar a las fuerzas de seguridad.6
Los medios de comunicación y las organizaciones humanitarias entrarían en acción tras las algaradas y el terrorismo de estos mercenarios, pero no acusando a estos, a sus verdaderos autores, sino culpando al gobierno que trataba de controlar esta violencia.
Aquí tienen el papel de Amnistía Internacional:
El papel de Amnistía Internacional en la guerra contra Siria
Amnistía Internacional: su actuación en la guerra de agresión sobre Libia
Los medios de comunicación mentían sin rubor:
El papel de estos, de los medios de comunicación, fue también demencial:
Los medios de comunicación corporativos y la guerra contra Siria
Los medios de comunicación y la guerra en Libia
Ante las atrocidades de los escuadrones de la muerte se extendía el silencio, tantos en los medios corporativos como en las organizaciones «humanitarias».
Sheikhs de «Duma» vino con ocho personas y me ordenó matarlos a todos después de emitir una fatwa. Llevé a los ocho a la zona de «al-Ib» y les disparé matándolos a todos. No sabía nada sobre ellos. Pusimos los ocho cuerpos en un agujero que era 5 m de largo, 5 m de ancho y 4 m de profundo, donde los enterramos y cubrimos el agujero con tierra.
Robamos un jeep de la zona de «Al-Medan» y condujimos armados hasta la plaza del pueblo de «Nashabiya» para elegir entre las chicas que estaban allí de edad de 25. Elegimos algunas de ellas a punta de pistola y nos las llevamos a una granja a lo largo de la carretera de «al-Marj». Las violamos, permanecieron secuestradas durante 6 horas. Más tarde las dejamos a los largo de la carretera de «Nashabiya».
Los coches bomba eran preparados en las zonas de «M´adamiya» y «Jdeida», para ser detonados más tarde dentro de Damasco. Los perpetradores solían entrar en Damasco por las circunvalaciones, sin pasar por los puntos de control, además de preparar otros coches bomba en Damasco.
Vean la respuesta de los medios occidentales y de estas organizaciones «humanitarias» ante, por ejemplo, los crueles atentados terroristas con coches bomba en las ciudades contra civiles:
La falta de rigor y de ética de los medios corporativos: atentados terroristas en Damasco
Las organizaciones «humanitarias» ante los atentados terroristas en Damasco
Los medios de comunicación distorsionaban e inventaban por completo la realidad:
No más que 60 solían salir a las calles, pero cuando volvíamos a casa y veíamos los canales de televisión al-Jazeera o Wisal, quedábamos asombrados al ver que 1.500 salieron a las calles en la ciudad de Duma. No obstante, solíamos decir que eso era para nuestro propio beneficio.
Artículo: Venezuela, Ucrania, Siria, Libia…: la misma estrategia de subversión violenta.
En Venezuela ya ha habido intentos de subversión violenta de este tipo, ya conocen el golpe de Estado de 2002, como ocurren ahora en Ucrania, y volverán a repetirlos, aunque en estos casos son más cautos porque la información que llega de estos países es mayor que en el caso de Siria y Libia, donde la marea de desinformación arrasó con todo lo que pudo, y pudo con bastante.
Una vez visto todo esto, es fácil entender que para saber si un país va a ser atacado, si es objetivo del poder económico occidental, no tienen más que mirar a la «información» de los medios de comunicación, o a los «informes» de Amnistía Internacional o de otra ONG al respecto. Cuando se ceban con alguien están intentando envenenar a la opinión pública para que odie a alguien que no deberían ni tenían por qué odiar. Porque no hay que odiar a un líder que quiere la independencia económica de su país y no someterse a la dictadura de los tiranos de las corporaciones occidentales. Odien si quieren a quien tienen motivos para odiar, a estos tiranos que son la causa de su mala situación social y económica y no a demonios creados artificialmente y falsamente. Los tienen aquí, no hay que ir a países lejanos a buscarlos.
Como ven, he entrecomillado el título guerra «no convencional», guerra «blanda» o guerra «suave», porque en realidad esta guerra, aunque reciba este tipo de calificativos y nombres, sí ha sido y es algo convencional, algo tradicional, el mismo presidente de los Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy nos lo recordaba:
Hay otro tipo de guerra -nueva en su intensidad, antigua en su origen-, guerra de guerrillas, subversivos, insurgentes, asesinos; guerra por emboscada en vez de por combate, por infiltración en vez de agresión, buscando la victoria erosionando y cansando al enemigo, en vez de enfrentarse con él. Se aprovecha de los disturbios. 6
Estas guerras, pese a que aparentemente son menos bruscas, no son menos crueles, no son menos mortíferas, tal vez incluso lo son más. Y sobre aquellos que de un modo u otro las han apoyado descansa una terrible responsabilidad, responsabilidad que no borrará las toneladas de propaganda y mentiras que han reproducido y que ni siquiera borrará el paso de los años.
Por supuesto, este artículo, como la mayor parte de mi obra, ambos van dedicados a las víctimas inocentes de la venalidad y codicia de unos pocos, así como a aquellos que se alzaron firmes y lucharon contra esta tiranía que se extiende por el mundo envuelta en un falso halo de democracia, libertad y de derechos humanos. Por ellos escribo.
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Notas:
1. Special Forces Unconventional Warfare. Headquartes Department of the US Army. TC 18-01. November 2010.
2. Siria pide sugerencias en internet para completar la Ley de Partidos. ABC. 22.6.2011.
3. Siria: Público intenta hacer pasar manifestaciones pro-gubernamentales como protestas de signo contrario OTRA VEZ. LibreeXpresion.org. 1.8.2011.
4. Maximilian Forte. Slouching towards Sirte. NATO´s war on Libya and Africa. Baraka books, 2012, p.285.
6. Tony Cartalucci & Nile Bowie. Subverting Syria: How CIA, contra gangs and NGOs manufacture, mislabel and market mass murder. Progressive. 2012, p.8.
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