Marinella Correggia
26 de enero, 2014
1) El informe atribuye los crímenes que se enseñan en las fotos al “régimen de Assad”, a raíz de las declaraciones de “Caesar”, quien quedó en el anonimato a pesar de que el informe señala que él se escapó de Siria junto con su familia. Y eso sería por “motivos de seguridad”. Sin embargo el informe revela que él trabajó durante 13 años como “fotógrafo de la Policía siria”, un detalle que permetiría a las autoridades de Damasco identificarlo rápidamente.
2) Según el informe, la comprobación de la identidad de “Caesar” y su trabajo cuenta con la exhibición de dos “carnet de identidad” y las declaraciones de un sedicente pariente suyo, miembro de la oposición (él también resulta anónimo en el informe). No parece que los autores del informe hayan llevado a cabo ningún otro tipo de control, como por ejemplo entrevistas a otros policías desertores, quienes se encuentran muy numerosos en el exterior.
3) La comprobación de la “buena fe” de “Caesar” cuenta con tres entrevistas, la última de esas se realizó el 18 de enero, o sea la misma fecha de la publicación de la “versión para la prensa” del informe, como demuestra el nombre del documento que salió en el sitio de la cadena CNN.
4) No es creíble que el régimen de Assad, al realizar una base de datos fotográfico tan comprometedor como 11.000 asesinatos, lo deje a los opositores y además en las manos de un policía fotógrafo.
5) No es creíble que colegas de un fotógrafo de la Policía siria le hayan entregado miles de fotos de opositores torturados y asesinados.
6) No es creíble la afirmación del informe (pag. 6-7) según la cual el motivo para fotografiar a los ejecutados era “… permitir que se produjera certificados de defunción para que los familiares no pidieran ver los cadáveres, evitando así que las autoridades certificaran su deceso de manera verídica.” No se entiende por qué las autoridades sirias, en vez de declarar “desaparecidos” a los prisioneros- como suelen hacer los regímenes dictatoriales- enseñarían certificados de defunción (“por problema cardiaco y ataque respiratorio” pag. 13) a las familias de los 11.000 muertos, provocando de esa manera, que se les solicitara los cadávares con marcas de torturas y de su ejecución.
7) En cada foto que se publicó en el informe, las caras de los asesinados están tapadas por un rectángulo negro (véase nota en pag. 19): “Rostros u otras características de potencial identificación, en las fotos, han sido borradas por motivos de seguridad y privacidad.” Esa elección pasmosa impide comprobar si los asesinados son realmente “opositores” o, por ejemplo, gente capturada por los “rebeldes sirios”.
8) La foto n. 4, muestra a un hombre con huellas de un estrangulamiento realizado, probablemente, con la tira de plástico representada en la foto 5. ¿Quién puso sobre el cuerpo aquella tira? ¿Y por qué? Por cierto no pudo habérsela olvidado la “Policía militar” que lo habría torturado en la cárcel (de lo contrario resultaría también en la foto 4).
9) Las fotos 6, 7 y 8 muestran unas gazas – en la 6 las gazas en la muñeca parecen ser los restos de un vendaje en un brazo (véase también la foto 7). ¿En Siria, la Policía, cura a los torturados antes de matarlos?
10) La foto 3 muestra, arriba a la izquierda, la uña de un dedo de alguien que parece aguantar el cadáver bien expuesto para que mejor se le pueda hacer una foto: algo raro, si esa fuese una de las tantas “foto de archivo” que habría que guardar en una cajafuerte. Sin embargo sería otra cosa si fuese una foto para los grandes medios.
La Redacción di www.sibialiria.org.
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