Mario Casartelli
Mayo 2013
Mientras prosiguen enfrentamientos en los extramuros de Damasco y otras ciudades, veo aquí, en Beirut, que el ministro de Información de Siria, Omram Al-Zoubi, dice por televisión que “optar por la solución política a la crisis en Siria, con un diálogo nacional que no excluye ni descalifica a nadie y abarca todos los temas, es una iniciativa siria desde el inicio de esta crisis”. Se refiere a los resultados de la reciente reunión entre el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, con su homólogo de EE.UU., John Kerry. Y expresa su optimismo al respecto, advirtiendo que “las palabras no son suficientes¨.
«Es necesario saber antes si el entendimiento ruso-estadounidense (sobre la importancia y la necesidad de la solución política como alternativa única) se aplica a todos, y si para los estadounidenses y sus aliados es una opción en secreto y en público”, agrega.
Y aclara que la participación de Siria en esa Conferencia Internacional depende de los detalles y de la evolución de los acontecimientos. “La decisión de intentar una solución política es clara y evidente. Hay que apoyar los esfuerzos internacionales positivos, pero al mismo tiempo afrontar al terrorismo, porque Siria no va a prestar a ninguna acción o esfuerzo político o diálogo o una reunión que afecte, directa o indirectamente, la soberanía nacional”
Conocimos la agudeza mental de Omram Al-Zoubi cuando lo entrevistamos en Damasco, donde nos recibió en su oficina. Aquella vez a habló sin titubeos de la compleja situación por la que está atravesando su país. De aquel encuentro, rescato lo siguiente:
“Sobre la crisis hay mucha confusión, generada por los medios de comunicación de las multinacionales de Occidente y sus aliados de países árabes. Mientras nosotros nos tomamos el debido tiempo para investigar el cómo y el porqué de algunos hechos, ellos propalan de inmediato sus versiones interesadas.
“Comprobamos, una vez más, que todo es parte de un complot internacional debido a la naturaleza pacífica y a la vez firme posición de Siria, que es el único país árabe que no recibe dictámenes de los EEUU. Este acoso no es reciente, data de décadas.
“Al inicio de la crisis, en marzo de 2011, no había claridad sobre lo que estaba ocurriendo en el país. Eso hizo que muchos lo catalogaran como parte de la llamada Primavera Árabe. Pero ese concepto de Primavera está muy ajeno a la verdad, sobre todo si se tiene en cuenta que lo de Libia fue un ataque por parte de Estados Unidos y de la OTAN. También en Túnez el movimiento fue preparado por servicios de inteligencia externos, mientras que en Egipto, se perpetró un golpe de Estado.
“Claro, Siria es un caso diferente, con un perfil histórico, político y cultural bien definido: es el único país de la región que enfrenta a Israel y mantiene inalterable en que los palestinos deben tener su propio Estado.
“Esta posición nos convierte en blanco de constantes agresiones. Y todo no es más que un ajuste de cuentas al pueblo sirio por mantener con dignidad su frente en alto y resistir. Por eso, hoy, más que nunca, necesitamos el apoyo de los Estados amigos. Porque las bandas mercenarias que aquí operan son financiadas por las potencias occidentales y gobiernos de Medio Oriente, y quieren destruir la nación y tumbar al gobierno. Pero el pueblo sirio y el Ejército están preparados para luchar hasta la última gota de sangre en defensa de la patria.
«Nuestra gente está indignada y exige respuesta contundente, pero nosotros evitamos caer en provocaciones. No entramos en ese juego que agentes externos maquinan, porque la política de un Estado no debe sustentarse en impulsos. Sin embargo, esta posición no significa que nuestra nación tolerará un ataque similar. A partir de ahora, la orden de responder, sin vacilaciones, está dada».
Mario Casartelli (Damasco-Beirut, mayo de 2013).
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